jueves, 30 de diciembre de 2010

Pseudo-soviético y cuasi-occidental

El sociólogo y economista ruso Vladislav Inozémtsev califica, en un lúcido e instructivo artículo sobre la Rusia actual (1), su régimen de"cuasi-soviético" y "pseudo-occidental". Siguiendo su hilo pero parafraseando quiero hablar un poco de esta Rusia que a mí me parece más bien "pseudo-soviética" y "cuasi-occidental".

Pseudo-soviético

En primer lugar, debe entenderse la compleja y algo paradójica relación que mantienen los rusos de hoy con su pasado soviético. Resumidamente se podría decir que una mayoría no lo rechaza, incluso lo rememora positivamente (unos por la seguridad que proporcionaba al trabajador medio, otros por contraste con la corrupción que gangrena el país hoy en día, otros por la nostalgia del estatus de superpotencia...). Pero al mismo tiempo sólo una minoría declara querer volver a lo que había antes. Este contradictorio sentimiento ha sido bien intuido y manejado de forma políticamente muy hábil por el grupo que llega al poder bajo el liderazgo de Vladímir Putin.

Sus votos han sido obtenidos con excelentes equilibrios políticos parecidos a los que han permitido sistemas de partido hegemónicos en otros momentos históricos: la España socialista de los años 80, la Italia demócrata-cristiana o la Suecia social-demócrata de la segunda mitad del siglo XX. Y un papel fundamental en este éxito ha tenido su posicionamiento, ambiguo a más no poder, respecto al período soviético. Condenando duramente las represalias, financiando una versión de la historia en la que los rojos son los responsables (únicos) de la Guerra Civil, apoyándose cada vez más en la Iglesia... Pero al mismo tiempo resucitando muy activamente el recuerdo de la victoria sobre el fascismo, calificando la desaparición de la Unión Soviética de "la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX" (2), haciendo guiños a la figura de Stalin en tanto que gran estadista...

Quizás nada mejor para ilustrarlo que mencionar las dos principales organizaciones juveniles orgánicamente ligadas al Kremlin: la muy nacionalista Joven Guardia de la Rusia Unida y Los Nuestros que ha venido poniendo el acento en su autodefinición como antifascista... Casi sobran los comentarios. El juego a dos bandas está servido.

La operación del control político se completa en el arco parlamentario con dos partidos completamente domesticados (el fascista PLDR y el social-demócrata Rusia Justa) y uno casi completamente domesticado (el PCFR).

Esta intención de hegemonizar el espacio social y electoral, absorbiendo, sin indigestarse, corrientes muy diversas, es semejante, en realidad, a la deriva en que entró (con mayor torpeza y nefasto balance) el PCUS a partir de la muerte de Stalin. Los parecidos no terminan allí: la parafernalia propagandística o la implantación de Rusia Unida en el funcionariado (46% de su militancia) son otros ejemplos. Pero nada de eso justifica la denominación de "cuasi-soviético" para el actual régimen ruso: son todo formas de actuar, tácticas, márketing electoral. Lo que hace diferente un régimen de otro son las políticas que lleva a cabo y las bases sociales en las que se asienta. Y en ese sentido, la Rusia de Rusia Unida no es ni por asomo cuasi-soviética y todos los parecidos son meras apariencias. Las apariencias de una Rusia pseudo-soviética...

Cuasi-occidental

Los votos que Rusia Unida recibe en las elecciones (Dmitri Medvédev alcanzó el 70% de votos emitidos con un 70% de participación) no están falsificados: han sido obtenidos en unas elecciones plurales, con un sufragio universal, libre, igual, directo y secreto. Posiblemente más universal, directo y secreto que en los propios EE.UU., la cuna de la democracia, donde estos aspectos padecen algunas graves distorsiones.

Por tanto, es necesario descartar la visión, interesada, de que Rusia es una dictadura regida por Putin desde la sombra. Le pese a quien le pese, tiene un ordenamiento perfectamente democrático si nos ajustamos al modelo formal de democracia occidental (lo que, por otra parte, tampoco dice nada bueno sobre el modelo formal de democracia occidental).

La libertad de movimientos es casi total (salvando algunas trabas como la obligación de registrarse al llegar a Moscú). La censura de Internet inexistente. La libertad de prensa -a pesar de varios asesinatos muy sonados de periodistas- es un hecho, de lo que dan fe los diarios abiertamente opuestos al régimen, sin que a nadie se le ocurra clausurar periódicos o emprender otras acciones contra ellos.

La libertad de empresa y el derecho a la propiedad privada están sobregarantizados. Es cierto que algunas grandes empresas de sectores considerados estratégicos son públicas, pero lo mismo pasaba hasta hace bien poco en el Occidente. Y las medidas proteccionistas adoptadas, por otra parte, en algunos sectores tampoco son nada excepcional en las diferentes etapas de desarrollo capitalista.

Es verdad que existen burocracias aisladas del pueblo y la Justicia no siempre es demasiado independiente. Pero, ¿acaso los políticos occidentales no viven a espaldas de la calle? ¿Y quién puede creerse que la Justicia aquí es realmente independiente cuando hay grandes intereses políticos o económicos implicados?

La represión física de la oposición, la vulneración de los derechos fundamentales... por supuesto que se dan en Rusia. Son un complemento imprescindible, pero no la base del sistema. Y apenas se dan, si lo hacen, de una forma más grave que en el Occidente donde, no viene mal recordarlo, se prohíben partidos políticos, se encierra a personas sin órdenes judiciales en guantánamos o en CIEs, la concentración mediática cancela con frecuencia la libertad de prensa, la pena de muerte (prohibida en Rusia) se aplica con regularidad en algunos Estados, etc. etc.

Inozémtsev resume en una frase acertadísima porqué cayó el sistema soviético: se vio condenado porque a nadie le convenía. El actual, por el contrario, maniobrando sin cesar, y aún constantemente criticado, consigue mantener una base suficiente de aquellos a los que conviene: curas, funcionarios, empresarios... Asimismo Inozémtsev apunta como base de la realidad política rusa la libre conversión del poder en dinero y bienes, y viceversa. Todo ello se podría decir sin faltar a la verdad (y cada vez con más razón) sobre las democracias occidentales.

La fuerza momentánea del capitalismo moderno reside en haber liberalizado el mercado de respuestas individuales: se ha comprendido que, por crítica que sea, la contestación será impotente mientras no se haga colectiva. Su crítica estará castrada desde el principio. Reprimir resulta ineficiente cuando, de todas formas, no está amenazado el estatus del poder. Lo han aprendido los poderosos de Rusia tan bien como los de aquí:
(...) el descontento social no tiene incidencia alguna. Los ciudadanos que lo cuestionan son plenamente libres de expresarse en otras esferas que no sean las políticas; a los que quieren jugar a agitadores nada les impide hacerlo: simplemente carecen de público y no movilizan a nadie.
Inozémtsev lo dice de Rusia pero, palabra por palabra, me suena a lo que tenemos aquí. El sociólogo, para mí, contempla el sistema ruso como algo demasiado sui generis. No deja de tener sus peculiaridades (sobre todo, quizás, en la orientación de su economía), pero a fin de cuentas no es tan diferente. Como él mismo dice:
La sociedad rusa ha asimilado (...) el cinismo que impera también, de un modo más discreto, en el funcionamiento de las sociedades occidentales: primacía del dinero y el consumo, nivelación de las normas culturales, docilidad de la población, difusión masiva de tecnologías alienantes.
Hemos llegado al quid de la cuestión: el sistema se sostiene sobre la omnipresencia y omnipotencia del cinismo. En Rusia menos disimulada que en el Occidente. Pero a fin de cuentas cuasi-occidental...

(1) Rusia, una sociedad sin ciudadanos, VLADISLAV INOZÉMTSEV, Le Monde Diplomatique, Noviembre de 2010.
(2) Misiva de Putin dirigida a la Asamblea Federal el 25 de abril de 2005

viernes, 17 de diciembre de 2010

Miedo a la soledad

Cuando se habla de comportamientos compulsivos vienen a la mente el consumo de alcohol, la ingesta de alimentos, tics diversos, el tabaco, el sexo... Pero en contadas ocasiones he oído hablar sobre la necesidad compulsiva de no estar solo.

Evidentemente el contacto humano es una necesidad natural. Pero también lo es comer. Y cuando se hace compulsivamente nadie discrepa en que nos encontramos ante una patología. El miedo a estar solo afecta, en diferentes grados, a muchísimas personas. Una gran mayoría, por ejemplo, es incapaz de salir a cenar sola o ir sola al cine. Muchos lo pasarían mal viviendo solos: evitarían permanentemente estar en casa. Pero es que además hay no pocas personas que buscan compañía de forma aún más desesperada y son incapaces de afrontar los problemas por su cuenta cuando se presentan.

No saber estar solo puede limitar drásticamente el disfrute del ocio: se renuncia a toda afición que no sea compartida con otros. Puede llegar a perturbar hasta la realización profesional (como cualquier otra adicción puede llegar a hacerlo). He visto como se sacrificaban principios, integridad y hasta la misma dignidad, con tal de no quedarse solo. Como toda dependencia, ésta hace a las personas más vulnerables: se coloca el bienestar de uno en función de factores que no puede controlar. Y lo peor de todo es que se nos vuelve extraña la única persona que jamás nos abandonará: uno mismo.

Somos tanto lo que los demás esperan que seamos que olvidamos quiénes somos realmente. Nuestra voz, nuestros gestos, nuestras palabras, ideas, pensamientos, reacciones... se vuelven cada vez más un reflejo condicionado al entorno social. Si no entendemos el valor de la soledad... nos perdemos, desaprendemos a ser nosotros mismos y nos convertimos en una penosa máscara social (y yo, personalmente, detesto las máscaras). Tiranizados por el entorno inmediato, olvidamos también lo que queremos ser y pasamos a querer ser lo que el grupo, la familia o la pareja quiere que seamos.

Quizá la causa de este pánico a estar solo, paradójicamente, sea social. Una soledad íntima es, con frecuencia, completamente real en una sociedad individualista, hipercompetitiva, insolidaria... El sujeto la intuye, pero, por una falsa atribución, la relaciona con la soledad física. Conclusión: busca no estar físicamente solo y, aunque sigue sintiendo la otra soledad, la real, piensa que la solución es estar aún más acompañado. Y su búsqueda se hace compulsiva, espasmódica. Como quien está convencido de que comiendo más va a calmar la sed.

O puede que la razón esté en el rechazo de uno mismo. En no soportarse, en no querer quedarse nunca a solas consigo mismo, en tener miedo a afrontar lo que uno es. Negándose, al mismo tiempo, la oportunidad de cambiar porque es imposible cambiar sin conocerse a sí mismo. Quién sabe.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

...De cada cual según sus posibilidades

La idea central es que no se le pueden pedir peras al olmo. Cada persona es como es y es inútil enfadarse por ello. Unas veces tendremos razón, otras no la tendremos, otras será simplemente una cuestión de incompatibilidades...

Por eso de cada amigo hay que tomar aquello en lo que más aporta y cada amistad construirla de forma diferente. No existe, de hecho, jugando un poco con las palabras, la Amistad. Existen Amistades... También amistades... Pero no una única cosa que se corresponda plenamente con nuestra idea (siempre preconcebida) de lo que debe ser un amigo.

Cuando algo no gusta se debe decir. Pero llega un punto en que todo ya está dicho, y entonces cagas o sales del water: aceptas a la persona tal como es o pones por medio la suficiente distancia como para que no te afecte.

Aceptar no siempre es fácil (sobre todo, para cabezones empedernidos como algunos de nosotros). Debe hacerse un ejercicio de racionalización, de comprensión de que hay cosas que se escapan a nuestro control, más cuando se trata de otras personas. Y algo aún más difícil: debe eliminarse el poso de resquemor que puede quedar en el inconsciente. La aceptación debe ser profunda y auténtica para no envenenar en lo sucesivo la mirada sobre esa persona. Es posible conseguirlo. Y a veces lo que antes irritaba llega incluso a convertirse en un simpático rasgo que forma parte de la particular idiosincrasia de un amigo, una más de las cosas por las que lo queremos.

Poner distancia tampoco es fácil. Una amistad siempre es una inversión y cuesta asumir que se estaba equivocado, que se ha fallado, que se ha perdido. Pero igual de necesario que saber aceptar a las personas, es saber poner límites para no sufrir abusos.

En los casos más extremos, la distancia puede ser definitiva. Es decir, hay personas con las que es mejor no tratar, personas que, como suelo decir, sientan mal. Pero la mayoría de las veces basta con evitar aquellos aspectos que nos resultan problemáticos. Por ejemplo, a mí me molesta mucho la impuntualidad. Porque además normalmente va acompañada de otras faltas de consideración sin querer. Ante los impuntuales no puedo más que expresar mi desagrado pero no puedo cambiarlos: por tanto elijo no quedar con ellos. Si quieren verme, tendrán que venir adonde esté yo. Evidentemente ello enfriará nuestra relación. Pero es preferible a seguir aguantando, sufriendo y, al final, odiándoles. De esa forma, podemos seguir siendo amigos, de una forma más comedida pero a fin de cuentas cordial.

Lo mismo sirve para amigos que resultan nefastos para nuestra higiene moral o aquellos otros que, consideramos, no corresponden como deberían a nuestra amistad: poner distancia hasta neutralizar el sentimiento negativo. Alcanzar el punto de equilibrio en el que sea posible llevarse bien sin exponerse a situaciones molestas. ¿Qué le vamos a hacer? No todos podemos ser amigos del alma...

domingo, 5 de diciembre de 2010

Primero vinieron a por los controladores aéreos

Primero vinieron a por los controladores aéreos,
y yo no hablé porque no era controlador aéreo.

Luego vinieron por los funcionarios,
y yo no dije nada porque había suspendido las oposiciones.

Después vinieron por los sindicalistas,
y yo no hablé porque ni siquiera estaba afiliado.

Luego vinieron por los comunistas
y se encontraron con que ya no quedaba ninguno de verdad.

Y se llevaron a los gitanos
(porque a alguien había que llevarse).

Entonces vinieron por mí,
pero resultó que yo sólo era un pobre pastor belga
y no interesaba a nadie.

Los 30

En menos de un año cumplo 30 años.

Muchos de mis amigos, entrando en la treintena, se encuentran ante microcrisis existenciales de dos tipos:

a) La crisis de "no puede ser que ya haya pasado de los 30, si me siento como un/a chaval/a".

b) La crisis de "joder, ya tengo más de 30 y no he conseguido nada en la vida..."

Pues yo... sigo haciendo muchas de las cosas que hacía hace 10 años, pero me siento de una forma muy diferente. Tampoco me siento demasiado mayor, aunque conseguir, lo que se dice conseguir, no he conseguido nada...

Me tomo mis cervezas, salgo a caminar por la montaña, los fines de semana me veo los partidos del Rayo, me busco la vida como buenamente puedo... Y los 30 no me parecen ni demasiado ni demasiado poco para hacerlo, la edad justa. Ahora mismo no quiero hijos, no quiero comprarme un piso... Pero tampoco echo de menos ser un adolescente atormentado, que se preguntaba constantemente por su lugar en el mundo, tan rebosante de inquietudes que no está a gusto en ningún lado.

A ver si los 40 traen algo de emoción o algo... Porque lo que son los 30, de momento, se me presentan como una edad... pues muy tonta.

martes, 30 de noviembre de 2010

El voto de calidad

El aspecto más destacable de estas últimas elecciones catalanas (aparte de que Cataluña ha seguido, de forma mimética, el camino de moda en toda Europa) para mí fue la exhibición del poder mediático que significó el éxito de Laporta.

Con cuatro escaños y un hexasilábico programa (independència) su formación, Solidaritat Catalana per la Independència (SI), ha entrado a lo grande en el Parlament de Catalunya. Un resultado que, a priori, le permite proyectarse hacia el futuro y aspirar a la consolidación.

De paso, ha contribuido a la histórica debacle de Esquerra Republicana (ERC) y ha dejado fuera a toda una miríada de candidaturas independentistas que intentaban aprovechar la crisis de los republicanos. ¿Por qué precisamente SI y ninguna otra lo ha conseguido cuando la diferencia era, en algunos casos, completamente imperceptible?

Para mí, la respuesta es evidente: porque estaba en los medios. Desde hace meses, toda una legión de "periodistas" a sueldo de Laporta venían elevando loas a su persona en los medios de comunicación más importantes de Cataluña. Mientras otros (y no necesariamente de mi agrado) habían estado años construyendo núcleos locales, intentando contactar directamente con la sociedad, conversando y tratando de convencer cara a cara...

La lección es evidente: de nada sirve trabajar, jugando con el nombre de una de esas candidaturas, desde abajo. Hay un amplio rechazo en la sociedad contra la política tradicional, pero la participación electoral no baja y los beneficios de este rechazo son cosechados por marcas cuyo único mérito es venderse mejor en televisión. Todo el mundo se queja de la clase política, pero nadie es capaz de construir una alternativa propia. Una aplastante mayoría de la ciudadanía se queda en el sillón esperando a que un Laporta les venda que él es diferente a los demás.

No estoy de acuerdo con culpar únicamente al sistema parlamentario de que las alternativas de base tengan cerrado el camino. Sí, claro, el parlamentarismo está diseñado para trabar en la mayor medida posible la emergencia de fuerzas no controladas por el establishment. Y además llegar a ocupar escaños tampoco es garantía de nada. Está muy bien pensar en construir alternativas de sociedad, aparte de las urnas. Pero tampoco nos engañemos: ¿de qué alternativa social se puede hablar cuando no se tiene el peso numérico ni para conseguir un escaño?

Se oyen algunas voces pidiendo abrir las listas y reformar el sistema de reparto de escaños. Se acusa a los partidos de funcionar como mafias que impiden la renovación de la clase política y la consiguiente regeneración de la política.

Pero Joan Laporta (y en la elecciones anteriores Ciutadans) ha demostrado que el verdadero hándicap para entrar en la gran política no es ése. Porque la verdadera mafia que controla los accesos son los medios de comunicación: unos pocos nombres, unas pocas fortunas... Nos encanta creernos listos y pensar que no nos manipulan. ¿Pero de qué nos sirve si al final -y a los hechos me remito- acabamos siendo gobernados por aquellos a quienes los grandes grupos mediáticos (= los grandes grupos empresariales) deciden otorgar su voto de calidad?

lunes, 29 de noviembre de 2010

La experiencia directa

En las argumentaciones tendemos constantemente (y no me excluyo) a intentar hacer valer el peso del contacto inmediato que hubiéramos tenido con un fenómeno, lugar, persona o colectivo. Un recurso repleto de trampas y de falacias lógicas.

En primer lugar, borra la distinción entre la experiencia y el juicio de valor: "como yo he estado allí, mi opinión sobre el tema es la que vale". Falso en la medida en que la diferencia de opiniones puede deberse, más que a experiencias diferentes, a distintos sistemas de valores.

En segundo lugar, -no por evidente es menos ignorado- una experiencia particular es eso: particular, única, incompleta. Sólo abarca una parcela de la realidad. Pero en el país de los ciegos... la experiencia particular de un tuerto se convierte en la única fuente de orientación y, de allí, en indiscutible autoridad.

En tercer lugar, también bastante evidente y también bastante ignorado, la experiencia está muy mediada por nuestros prejuicios, expectativas, sesgos, etc. Vamos, que no es por ser relativista recalcitrante, pero la experiencia nunca es objetiva.

Más aún, ¿cuántas veces, al intentar repetir una experiencia (volviendo a un lugar o reencontrándonos con una persona) nos hemos encontrado con algo, para bien o para mal, pero totalmente diferente? Algo que se pierde complacientemente de vista.

En cuarto lugar, está la suficiencia de la experiencia. Haber estado una semana (ni dos) en un país, explorando las rutas prefabricadas para los extranjeros, no convierte a nadie en un experto. Haber coincidido en una recepción con un personaje famoso no significa que se le conozca. Etc. etc.

No estoy negando todo valor a las experiencias directas en absoluto. Su libre juego es divertido, productivo, enriquecedor... Son la base y el catalizador de la construcción del conocimiento humano y de las experiencias colectivas.

Pero están completamente sobrevaloradas en cuanto a su peso probatorio. Se erigen en pequeños dictatorzuelos argumentales. Coartan la libre expresión debido a su aceptación social e inapelabilidad.

Y lo que no deja de ser anecdótico, aunque molesto, en las conversaciones privadas, se convierte, a mi entender, en un problema cuando se teoriza sobre ello y se construye todo un aparato teórico para defender la supremacía de la experiencia inmediata. Como sucede con algunos apologetas de las llamadas técnicas cualitativas de investigación.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Los talibanes vuelven a ser buenos

La tortuosa relación del Occidente con el totalitarismo islámico en Afganistán en breves trazos:

  1. El islamismo militante fue bueno (buenísimo) cuando se trataba de destruir la República Democrática de Afganistán (aliada de la Unión Soviética) en los años 80.
  2. Los talibanes fueron vistos con mejores ojos incluso en los 90 como una solución a la guerra civil de todos contra todos en que se sumió el país tras la retirada soviética: el restablecimiento del orden convenía tanto a la explotación de recursos naturales, como a la política interior pakistaní.
  3. Algunos ceños fruncieron cuando Al-Qaeda, con la que estaban íntimamente relacionados, atentó contra las embajadas estadounidenses de Kenia y Tanzania.
  4. Los talibanes de volvieron malos (malísimos) tras los atentados contra el WTC y la prensa de repente descubrió las barbaridades que hacían a las mujeres, los ataques a la diversidad cultural, etc. (como si nada de eso hubiera pasado antes)
  5. Ahora, en el callejón sin salida de la guerra, los estadounidenses, los pakistaníes y el presidente Karzai (ex representante de la petrolera californiana Unocal, por cierto) tienden la mano otra vez a los talibanes del mulá Omar para poder hacer frente de alguna manera a los talibanes pakistaníes, plenamente identificados desde hace algunos años con la yihad global de Bin Laden y que amenazan con desestabilizar por completo dicho país. Si al final resulta que tampoco era para tanto lo de las mujeres...

Con razón se pregunta, irónico, el antropólogo y diplomático Georges Lefeuvre: si las negociaciones con los talibanes no llegan a buen fin, ¿se debería entonces negociar con Al Qaeda?

El circo afgano continúa...

jueves, 25 de noviembre de 2010

Mi intolerancia moral

De vez en cuando me llaman intolerante.

Cuando lo hace un homófobo o un racista, alguien que lleva "intolerancia" tatuado en la frente, no me preocupa demasiado: resulta grotesco, evidentemente manipulador. Pero cuando lo dice un amigo o un familiar, quieras o no, te quedas pensando.

Sin entrar en lo justificada que pueda ser la acusación en sí, he pensado hoy en un aspecto "supletorio" de la cuestión. Y es que el primer objeto de mi intolerancia moral soy yo mismo. Cuando escucho a una persona próxima a mí decir barbaridades, mi conciencia ataca, antes que a esa persona, a mí mismo: me castiga por tener afecto a alguien cuyas manifestaciones me parecen tan moralmente inaceptables.

Se le llama disonancia cognitiva y es la razón por la que, con frecuencia, reacciono con mayor agresividad a una declaración de alguien allegado, que a otra igual pero de un extraño. Dos cogniciones, dos juicios y sentimientos encontrados, chocan. Y el malestar provocado por ese choque se vierte inmediatamente contra la persona que parece haberlo causado.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Vergüenza de las mujeres

Vergüenza de las mujeres que se han “ganado a pulso" estar donde están.

Vergüenza de aquellas a las que “nadie ha regalado nada”.

De las que se consideran mejores personas por llevar un traje.

De aquellas a las que se les pone dura despidiendo trabajadores/as.

De aquellas a las que sólo sale su vena feminista para remarcar lo difícil que les ha sido hacerse un hueco en los cerrados círculos de los hijos de puta.

De las que ni se enteran, ni quieren enterarse, de quién y cuánto ha tenido que luchar para que sus abuelas y sus madres pudieran ir a la escuela, y ellas mismas a la universidad.

De las que se cavan su propia tumba con la pala de la insolidaridad y la ley del más fuerte.

De las que desprecian a los/las que no han sido tan espabilados/as como ellas.

De las que, en el fondo, hubieran preferido no ser mujeres.

lunes, 22 de noviembre de 2010

"Español, hijo de puta"

Un sorprendente episodio de mi vida en que me llaman "español, hijo de puta".

Pasó hace casi diez años, cuando yo vivía en Puerta del Ángel, en Madrid, detrás del puente de Segovia. Iba yo atravesando una noche el Parque de la Montaña en dirección a mi humilde hogar y se dio la circunstancia de que delante mío caminaban dos jovenzuelos librepensadores que iban discutiendo la problemática de la inmigración en este país. Por su manera de razonar me dio la impresión de que, cuanto menos, los moros se hubieran follado a sus madres, los gitanos a sus padres, y los rumanos estuvieran haciendo lo respectivo con sus hermanas. Pero claro, me puedo equivocar y quizá simplemente un cierto contenido de alcohol en su sangre aportaba algo de vehemencia a sus, por supuesto siempre respetables, opiniones.

Cuando llegaron a su coche, se entretuvieron buscando las llaves, sin dejar por ello de darse mutuamente la razón en lo que al control de los movimientos migratorios se refiere. Ello me permitió alcanzarles y en ese momento fue cuando se percataron de mi presencia.

"¿A que tengo razón?", se dirigió a mí el que estaba abriendo la puerta del conductor. Pasé por delante con la cabeza gacha, sin darme por enterado de la interrogación.

"¡Eh, tú!" "¿Dónde vas?" Incluso el copiloto, que ya estaba medio metido en el coche, volvió a salir, de tantas ganas que tenía de conocer mi opinión al respecto de la vigilancia de fronteras. "Tú eres español, ¿no?"

No me apetecía en absoluto llevarme de allí dos hostias bien llevadas, máxime sabiendo que el Parque de la Montaña abunda en sujetos con peinado tan heterodoxo como sus convicciones políticas. Pero tampoco me hacía mucha ilusión identificarme como español (menos, sabiendo lo que para ellos significaba ser español).

"Yo, soy de Vallecas", contesté sin dejar de caminar y sin volver la cabeza.

Creo que no les pareció bien la respuesta, dado que, elevando el tono de voz, consideraron necesario sacarme ipso facto de mi error: "¿Tú? ¡¡¡Tú eres ESPAÑOL, HIJO DE PUTA!!!"

Aún me pregunto cuán grande habría sido su sorpresa de haber sabido que en realidad era ruso...

jueves, 18 de noviembre de 2010

La verdadera tertulia de Telemadrid: "Cómo mola tirarse a menores"



Los mismos que disertan sobre el orden y la moralidad en público son babosos machistas y pederastas en cuanto las cámaras se apagan (o ellos creen que se apagan). Una buena ilustración de lo que tienen que aguantar las mujeres de derechas...

Bien pensado, que se jodan: por fascistas. Tienen lo que se merecen.

martes, 16 de noviembre de 2010

Odio y miedo

El odio nace de la sensación de pérdida de control. Es una forma de superar la parálisis que provoca el miedo ante una situación que nos supera.

Odiamos a la policía porque nos hace sentir impotentes ante su arbitrio. Odiamos al empresario porque parece que lo puede todo y nosotros no podemos nada.

En un principio, odiar no es bueno ni malo. Es una inyección de vigor que en ocasiones nos ayuda a levantarnos y a mirar de frente. También es una inyección de irracionalidad que nos puede ofuscar e impedir ver con claridad lo que tenemos delante.

Aunque hay un curioso caso especial. Normalmente, no es demasiado polémico afirmar la relación entre el odio y la debilidad. Quizá no sea del todo evidente, pero a poco que se pare a pensar es una conclusión que se impone por si misma... salvo para el misógino.

Quizá ninguna otra actitud haya sido tan racionalizada sin llegar nunca a reconocer lo evidente: la misoginia nace de la amenaza que la sexualidad de la mujer supone para el dictado cultural del autocontrol varonil. Se le darán todas las vueltas posibles antes de confesar que uno se siente débil ante una mujer que le atrae. Esa debilidad da miedo porque supone una pérdida de control sobre sí mismo y parece otorgar un poder a la mujer. Y de ese miedo nace el odio.

lunes, 25 de octubre de 2010

Críticos

Es increíble las vueltas que los críticos pueden dar para acabar deslizando sus creencias particulares en contextos completamente inverosímiles. Imaginaos a una madre a la que el hambre lleva al punto de intentar matar a sus dos hijos pequeños y suicidarse. Y que es rescatada en el último momento por pura casualidad, por un giro del destino, por otra persona que interviene, casi sin querer, para ayudarla. Pues bien, la crítica de turno dice de la protagonista que es una almita tan humilde que ni sabe que lo es, profundísimamente cristiana sin siquiera sospecharlo, cada vez que se descarría en el laberinto de lo absurdo sabe encontrar el hilo guía, la bondad pura -el misterio de los misterios, el antiabsurdo, el sentido de la vida. ¿¿¿Qué???

Ojalá pudiera decirle en persona por dónde se puede meter su morralla católica. Pero esto es otra cosa que pasa con los críticos: emiten sus sentencias sin posibilidad de contrarréplica.

Supongo que les pagarán por palabras, porque si no, no me explico este afán por seguir escribiendo cuando ya no tienen nada que decir. Son como el colega verborreico que no para de rajar mientras asistes una puesta de sol en la montaña. O aquel otro que cree a todos los demás subnormales y no para de explicar los chistes.

Con su torpeza, grandilocuencia y pedantería matan la belleza de lo sencillo, de lo que es tan profundo que se hace superfluo hablar de ello.

Que se callen ya...

jueves, 21 de octubre de 2010

Social Tips


"Nuberu lleva 30 años canciando n'una llingua que non existe, oficialmente", decían los componentes de este conjunto musical asturiano al comenzar sus conciertos. Y es verdad: a efectos legales, es como si cantaran en élfico... Pobrecicos. Puxa Asturies!


Art. 25.3 de la Constitución Española: "LA ADMINISTRACIÓN CIVIL NO PODRÁ IMPONER SANCIONES QUE, DIRECTA O SUBSIDIARIAMENTE IMPLIQUEN PRIVACIÓN DE LIBERTAD." Más claro imposible. Además el artículo 25 pertenece a la Sección de los llamados "derechos fundamentales" que gozan del especial blindaje proporcionado por el procedimiento del art. 168. Por todo ello, el más grave atentado a su propia legalidad y a los más elementales Derechos Humanos que está cometiendo actualmente el Estado español probablemente sean los CIEs, Centros de Internamiento de Extranjeros. Se trata de dependencias del Ministerio del Interior donde personas que NI TAN SIQUIERA SON SOSPECHOSAS DE HABER COMETIDO UN DELITO (sino meras faltas administrativas, como es la irregularidad de los papeles) son privadas de libertad por plazos de hasta 60 días. Para más surrealismo, el art. 17.2 CE no permite que la detención preventiva dure más de 72 horas, pero los CIEs se lo saltan a la torera precisamente con la excusa de que no se trata de "detenciones penales", sino de... "retenciones administrativas". ¿Como las que, precisamente, prohibe la Constitución?... Como decía: kafkiano.


Muchos recordamos la imagen de los jugadores españoles saludando con el puño en alto y los alemanes con el saludo nazi en un partido de febrero de 1936. Pero menos conocida es esta patética fotografía de mayo de 1938, justo después del Anschluss, donde la selección INGLESA, junto a la alemana, saluda a Hitler con el brazo alzado. Menudas putas...


"La coalición entre conservadores y liberales (...) concentra el mayor número de millonarios jamás observado en un gobierno británico. 18 de los 23 miembros del "gabinete de austeridad" (...) Su fortuna colectiva alcanza, según el Sunday Times, 50 millones de libras esterlinas." informa el periodista Julien Brygo. Sobran los comentarios.


"Vuelvo de la India, y puedo decirle que la gente del este de Glasgow se las arregla muy bien en comparación con los indios. Los pobres de Glasgow son ricos con relación a la gente de Malaui". Aunque seguro que no tan ricos como quien lo dice, WILLIAM HAUGHEY, cabeza de una fortuna estimada en al menos 120 millones de euros. Y lo dice en una ciudad en que la diferencia entre esperanza de vida entre un barrio rico y otro pobre alcanza los 28 años. De hecho, sus barrios pobres tienen la esperanza de vida más baja de Europa (54 años para varones). Uno más de los que divagan sobre la pobreza en la India, mientras contribuyen en todo lo posible para que sus compatriotas acaben corriendo la misma suerte. Y todo por la pasta. H-I-J-O-S-D-E-P-U-T-A, no se merecen otro nombre.


Titular real de E-NOTICIES.CAT: "Estoy harta de que me engañen los medios" Una vaguista denuncia que "unos medios dicen una cosa y otros otra" Video: Una huelguista en desacuerdo con los medios de comunicación. ¡¡¡No os perdáis el vídeo!!! (Me paaaaaaartooooo!!!)


REUTERS informa: "Aunque sondeos muestran una intención de voto dividida casi al 50 por ciento, el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) probablemente revalidará su mayoría en la Asamblea, favorecido por el controvertido sistema de asignación de escaños y su poderosa maquinaria de movilización electoral." (Porque, claro, aquí no existe un "controvertido sistema de asignación de escaños" ni una "poderosa maquinaria de movilización electoral". Qué va...)


"En Egipto, Grecia y Roma las mujeres no llevaban nada debajo de las túnicas, algo que favorecía la libre sexualidad. Más tarde, en la época medieval, éstas debían comprimir sus senos, una muestra de cómo durante siglos la ropa interior no fue más que un elemento funcional que escondió y sometió el cuerpo femenino, y un reflejo fiel del papel que la mujer tenía asignado en la sociedad." NURIA CORREDOR (Una prenda que comienza siendo un símbolo de represión y evoluciona hacia una cuestión de moda. El parecido con la historia del hiyab es muy curioso. Que cada uno saque las conclusiones que quiera...)


"ZAPATERO VENDERÁ ESPAÑA A LOS GRANDES INVERSORES EN EEUU" (Tardé un buen rato en entender que se trataba de una "buena" noticia...)


Aguacate, del azteca "ahuacatl", que significa "testículo". Seguro que te acordarás la próxima que comas una ensalada de aguacates.


"Se podría comparar la sexualidad con una nevera llena de comida. Si no tienes mucha hambre quizá cojas sólo una ensalada. Pero si en otras ocasiones lo que te apetece de verdad es un potaje, es necesario coger muchos más ingredientes. (...) Y no hace falta que todo sean platos gourmets, puede que un día nos apetezca una comida rápida y no hay nada de malo en ello." EVA AGUILAR, psicoterapeuta. (Me encanta cuando los especialistas intentan hacerse más accesibles al vulgo mediante metáforas... Les salen unas chorradas...)


"Algunas culturas como la nuestra fomentan el amor romántico y el pasional. (...) Ponemos todo el énfasis en el enamoramiento, que es casi una enfermedad mental transitoria, porque cuando estamos enamorados nuestros neurotransmisores están claramente alterados y no nos permiten ver la realidad tal y como es. Y eso no es sostenible a largo plazo. Cuando los neurotransmisores vuelven a estar en su sitio, con el tiempo y la convivencia, nos encontramos con una realidad del amor que no es la que hemos fomentado a través de los modelos de la ficción (...)." MANUEL LUCAS, SEXÓLOGO DE LA UNIVERSIDAD DE ALMERÍA Y DELEGADO DE SALUD DE LA JUNTA DE ALMERÍA (Estaba ciego ante la evidencia: ¿por qué si no los enamorados se iban a volver tan gilipollas? Eran los neurotransmisores...)


"Te llaman porvernir / porque no vienes nunca." Ángel González


"Muchas personas dicen idioteces. Ya se sabe. Y basta que las escriban para que vayan a misa", dice Manesquier, un profesor de lengua jubilado, en "El hombre del tren" (...o que salgan por la tele, añadiría yo)


"-Es la diferencia entre delito y negocio. Para los negocios necesitas capital. A veces me parece que es la única diferencia. -Una observación adecuadamente cínica (…) pero la delincuencia de alto nivel también necesita capital. -¿Y de dónde sale, compadre? No de la gente que asalta tiendas de ultramarinos." Diálogo de El largo adiós de Raymond Chandler


"Las personas no desaparecen. Es una imposibilidad molecular." Gil Grissom en CSI Las Vegas (Me ha aclarado tantas cosas ya este hombre...)


"(...) luego de haberse salvado con el dinero de los contribuyentes de una quiebra generalizada que ella misma provocó, y que llevó a una explosión de la deuda pública, las finanzas se vuelven contra la mano que les dió de comer y le exigen sangre, sudor y lágrimas." Bernard Cassen, director de Le Monde Diplomatique. Creo que aún no he visto una descripción tan exacta y tan condensada de lo que está pasando.

martes, 5 de octubre de 2010

Los poderes asesinos del Rey (una vez más)

Añadir vídeo
Adaptación libre de mi post del 16 de julio sobre LOS PODERES ASESINOS DEL REY. Realizada por Galais para el TMEO.
Gracias, Galais! Ya tengo a alguien que me acompañe cuando vengan a entrullarme...

Pincha encima para verla ------------------------>

jueves, 30 de septiembre de 2010

A los sindicatos con amor

Vale, no ha ido mal la huelga. Por esta vez CC.OO. y UGT se han librado. Pero probablemente es la última oportunidad que se les da. Si no se dan por enterados de la cantidad de gente que ha ido a esta huelga a pesar de ellos, si no se están planteando cambios más o menos drásticos en su forma de funcionar, se estarán suicidando (y lo que es peor: matando el sindicalismo).

Desburocratizar las estructuras internas. Arriesgarse un poco y quitarse los pesos muertos de encima. El politiqueo y el maniobreo les han llevado a tal punto de marasmo que los sindicalistas de buena fe (que son muchos) se sienten impotentes para hacer nada con el desperdicio monumental de horas de trabajo que suponen los vagos y los corruptos. Más vale que se vayan a sindicatos amarillos y perder algo de peso numérico a que sigan envenenando el sindicalismo honrado.

Acción en la calle. Sacar a luz lo que pasa en esas cajas oscuras que son las empresas. No esperando a la siguiente huelga general. Ni siquiera al próximo convenio. En el día a día hay motivos suficientes para que todos los meses haya piquetes en las puertas de las empresas. Y de momento los sindicatos tienen capacidad para hacerlo. De momento sólo falta voluntad. Y huevos.

Hablar con los trabajadores, renovar las bases. Nadie patea los centros de trabajo, nadie explica lo que es el sindicalismo ni lo que son los derechos laborales. Incluso los comités de empresa viven a veces en la inopia, qué decir sobre miembros de las ejecutivas. En ocasiones, aún con toda la buena intención, viven en otro mundo, aparte de los trabajadores de a pie. Un primer paso a dar debería ser limitar la liberación a tiempo completo: que nadie deje de respirar el ambiente laboral. Que nadie deje de sentirse responsable de sus compañeros/as.

Volcarse, ahora que aún tienen capacidad, en sectores que les han fallado en esta huelga. Analizar lo que ha sucedido en el sector público, pero sobre todo prestar una atención prioritaria al proletariado de servicios, el más expuesto al arbitrio empresarial, el más dependiente económicamente, el más ignorado por los sindicatos, el más ignorante de sus derechos.

Dejar de pactar para obtener un volátil y fantasmal peso político. Dejar de alimentar su ego con la participación en grandes negociaciones, con la etiqueta de agente social. Pensar más en la suerte de los currelas y menos en comidas y cafés en que cerdos trajeados los tratan de igual a igual. Como se les ocurra negociar alguna otra mierda con la reforma de las pensiones que se nos viene encima...

No es fácil pero deben remangarse y esforzarse al máximo en estas y otras cuestiones. Si no lo hacen, lo mejor que nos puede pasar es que empiecen a ser socialmente más visibles fuerzas sindicales al margen de los sindicatos mayoritarios.

Porque si no, apaga y vámonos.

Un buen día para ser vallecano

Rayo Vallecano, el único equipo de fútbol que hizo huelga ayer. Las oficinas no abrieron por decisión del club, mientras que la plantilla, en un entrenamiento, fue informada sobre la huelga por un piquete de Bukaneros, tomando finalmente la decisión de secundar el paro general.

Desde luego no me alegro de que los demás equipos no hayan hecho huelga... pero sí es un día para sentirse orgulloso de un barrio que consigue parar hasta la poderosa maquinaria futbolística.

Y aprovecho la ocasión para recordar que el Rayo va primero en Segunda División con 5 partidos de 5 ganados. ¡Aupa el Rayo! ¡Es de Primera!

http://www.nodo50.org/bukaneros/wordpress/?p=659

martes, 28 de septiembre de 2010

La plaga de nuestros días

La miopía es la plaga de nuestros días. Miopía voluntaria y asumida con cinismo egoísta en unos casos, con resignación en otros.

Intercambiando opiniones sobre la huelga general con un colega, me he encontrado con "argumentaciones" como esta:
yo creo más bien poco en los servicios sociales ya que no los uso.
pero eso personalmente, pero si pienso globalmente son imprescindibles.
estoy de acuerdo.
pero mira yo prefiero que mi 40% de mi sueldo bruto me lo den a mí que ya me encargaría de buscarme la vida. porque no me creo nada más que lo que veo. así de corta tengo la vista.
Nada excepcional, una opinión muy generalizada, sobre todo entre perceptores de rentas altas y medias-altas. No les gusta pagar impuestos porque creen que no usan los servicios sociales. O mejor dicho, les encanta pensar que no lo hacen porque van a la sanidad privada y llevan a sus retoños a colegios privados donde estos no se mezclan con la chusma.

Quizás, aunque no me conste, también se pagan de su propio bolsillo las calles por las que conducen y pasean y los aeropuertos de los que despegan los aviones. Yo pensaba que todo eso era dinero público.

Pero igual me estaba equivocando y la policía que patrulla sus calles (y reprime a obreros cuando éstos se hartan de aguantar la injusticia) tampoco está pagada con impuestos. Ni los juzgados que aplican el sistema normativo que, aunque no se den cuenta, les ahorra muchos quebraderos de cabeza...

Y no habría problema quizás con que se quedasen con su IRPF si se pagaran con él el sistema de enseñanza pública sin el cual los trabajadores que sostienen toda nuestra compleja economía no sabrían ni hacer la O con un canuto. O el sistema de salud que evita unas tasas de mortalidad infantil tercermundistas como las que tiene EE UU. ¡Uy! quizá allí se me haya escapado un toque demagógico: no sé cómo se me ocurre sugerir que gente con sueldos que rondan el medio kilo al mes debería también acordarse de vez en cuando de los niños de aquellos que no pueden pagarse un hospital privado... Por un momento, se me ha olvidado lo demagógico que es apelar a la solidaridad y al altruismo... Intentaré no caer más en ese error.

También, para ser justos, esa gente que no quiere pagar impuestos debería pagarse sus propias bajas por enfermedad o por paternidad y no permitir la humillación de ser subvencionados por una Seguridad Social pública. Tendrían que pasarse la vida rezando para que no les tocara en suerte un hijo minusválido o una invalidez permanente que les impidiera trabajar y les obligara a ponerse en la calle con una mano por delante y otra por detrás... Pero, oye, es un riesgo razonable por no pagar impuestos... O a lo mejor creen, como dicen a veces los curas, que esas son cosas del castigo divino y sólo pasan a los malvados. Con lo que sería suficiente ir a misa los domingos... Seguridad Social, ¿pa qué?

La degradación social y ecológica va a la par con la degradación de lo público, no hay que ser muy listo para entenderlo. Es casi una afirmación circular.

Pero también es verdad que la miopía y la avaricia no entienden de argumentos. Son tan autosuficientes que ni siquiera se acuerdan de quién les da de comer. Porque el caso es que este coleguita mío cobra su sueldo de la subcontrata de un Ministerio. Y su pareja del Ministerio mismo. Es decir, que viven, más que nadie, de las arcas públicas, de los impuestos que pagamos todos...

Pero en fin... así están las cosas.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Europa da cada vez más asco

Con todo mi respeto y admiración por países más lejanos y exóticos con sus gigantescos desiertos y cordilleras, me cautiva la sencilla y sobria belleza de los acantilados, bosques, picos, campos y lagos de Europa. Viajando por el continente, siento (o al menos me imagino que siento) los espíritus de los pueblos que poblaron esta tierra y escribieron con sus vidas nuestra historia. Desde la aridez mesetaria hasta los monumentales valles alpinos, desde los campos de trigo sicilianos hasta el gris e intranquilo Báltico, pasando por los bosques, intransitables y salvajes en Bretaña, apacibles y encantadores en el centro... todo es diferente pero con algo bien común en sus entrañas.

Siempre me he sentido europeo, sentía que, mal que bien, compartíamos valores de justicia social, de aversión al oscurantismo religioso, de cierta conciencia ecologista y de liberalidad de costumbres. No es que Europa fuera un gran modelo a seguir, pero desde luego me parecía uno de los territorios más amables y mejores para vivir del mundo.

Sí, era europeísta, llegando al plano político: creía que un futuro progreso social sólo podía tener lugar dentro de una agenda común de los pueblos europeos.

Bueno, pues todo esto se está yendo a tomar por culo. Europa da cada vez más asco. Cada vez más reaccionaria y racista, de una forma brutal que también sólo Europa ha sabido ser a lo largo de la historia. Olvidando sus propias lecciones, se deja llevar por discursos demagógicos que persiguen al diferente, al tiempo que destruyen con esmero los Estados de Bienestar que tanta sangre y sudor costó a la trabajadores de nuestro continente conquistar.

Día sí, otro también, aparecen noticias de extrema derecha que se afianza en los parlamentos. La última, desde Suecia, donde el pasado 20 de septiembre obtuvo un 5,7% de los votos y 20 escaños. Las primeras declaraciones de los vencedores de los comicios, una coalición de centro-derecha, apuntan que no van a pactar con los nazis. Pero las palabras, en la política, se las lleva el viento. Y es difícil que un partido quede realmente marginado sólo porque no le caen bien los trabajadores inmigrantes. A fin de cuentas, no suele haber ningún trabajador inmigrante en los parlamentos. He allí los ejemplos recientes de Italia, Austria, Suiza, Holanda... o el no tan reciente pero bien ilustrativo de la Alemania de entreguerras. Los partidos de centro-derecha son bien conocidos en su papel de prostitutas políticas, miopes y capaces de dar legitimidad a un Hitler, mientras ello les permita conservar espacios de poder.

Por si Sarkozy y Berlusconi no se comportaran ya de forma bastante fascista, sus respectivos rivales dentro de la derecha son aún más extremos: el Frente Nacional y la Liga Norte, respectivamente, son verdaderos partidos nazis. El primero ya participó en una segunda vuelta presidencial hace años y su reciente escalada en los sondeos le augura bastantes posibilidades para volver a hacerlo en 2012. El segundo hace años ya que ha conseguido la aceptabilidad mediática de un partido burgués cualquiera y ha participado en las sucesivas coaliciones de gobierno del Gran Payaso.

Desde la izquierda española siempre nos hemos "alegrado" de que el PP ya fuera de por sí un partido tan extremo que no dejara espacio para que entraran en las Cortes los hooligans de la derecha. Ya veremos lo que nos dura la alegría: de momento, si bien es verdad que la extrema derecha española está muy fragmentada y le cuesta abrirse camino por el sistema electoral, también vemos en los ejemplos de Italia y Francia que es perfectamente posible tener un gobierno ultra y un candidato más nazi aún royéndole el terreno por la derecha. No nos engañemos: todo aún puede ir a peor.

El independentismo catalán está dejando de ser, como históricamente ha sido, principalmente de izquierdas y están emergiendo fuerzas xenófobas y con alguna planta local de la que partir, a imitación del separatismo flamenco.

Noruega, Dinamarca, Flandes, Países Bajos, Finlandia, Grecia, Rumanía y Suiza "disfrutan" de la presencia de fuerzas de extrema derecha de entre el 10 y el 30% en sus asambleas representativas, siendo en algunos casos aliados de conservadores más moderados. Y, por supuesto, Austria, donde la extrema derecha participa sistemáticamente en los gobiernos de la nación.

De Europa Oriental es mejor no hablar. Varios países, como Hungría, Eslovaquia, Letonia y Bulgaria cuentan con poderosos partidos de extrema derecha. Bastantes de ellos, por cierto, se dedican, de acuerdo con conservadores gobernantes, a rehabilitar oficialmente la memoria del nacional-socialismo (sí, sí, la de Hitler, el Holocausto, las SS, etc.). Qué decir de Polonia donde dos gemelillos psicópatas (felizmente menguados) dirigieron el país durante buena parte de esta década hacia la locura del ultracatolicismo.

Además de los mencionados, el Reino Unido (el que nos faltaba...) también aportó diputados de extrema derecha al Parlamento Europeo en 2009.

Así está, muy por encima, el panorama en la UE. Hablar del resto de Europa (los estados que conformaban la URSS o Yugoslavia) sólo podría empeorar las cosas.

Quienes confían en que Europa vaya por la vía de EE UU probablemente se equivocan. El salvajismo del capitalismo norteamericano (y correspondientemente el de sus crisis, cuando sobrevienen) ha ido siendo sorteado por una ideología radicalmente individualista y fuerte aversión a las grandes agregaciones. El yanqui, ante la inseguridad, se ha refugiado bien en su secta o bien en la ficción del hombre solo frente a la adversidad, lo que le ha permitido en ocasiones aguantar lo inaguantable (o perecer en las cloacas del sueño americano).

Pero Europa no es así: la gente aquí, ante las dificultades se une. Las respuestas en momentos de crisis han sido colectivas. Y, si el internacionalismo, la más elemental solidaridad, respeto y amistad entre pueblos terminan de ser desterrados, ya nada podrá parar los pies a la agregación por razón étnica. El siguiente paso va implícito: la mutua agresión.

No sería la primera vez... A fin de cuentas, recordemos, no es necesario que una mayoría participe en la barbarie. Basta con que calle, dejando que ésta sea perpetrada.

viernes, 17 de septiembre de 2010

La enfermedad mental

Polémica y problemática, la definición de la enfermedad mental, tras muchas vicisitudes, acabó por reconocer su propia dimensión social:
  • La salud y la enfermedad mentales siempre lo son en función de un grupo de referencia. Para que un comportamiento sea definido como enfermizo es condición previa que sea desviado. Un comportamiento común y aceptado (o sea, normal) no suele ser etiquetado como enfermedad.
  • Además, no puede tratarse de una desviación cualquiera, sino de una señalada como maligna, lo que requiere un juicio social de valor.
¿Qué relevancia tiene esto? El ejemplo más claro es la homosexualidad, catalogada, hasta 1973 por la APA y nada menos que hasta 1990 por la OMS, como una enfermedad mental. Actualmente, al menos en sectores muy amplios de las sociedades occidentales, la homofobia tendría más papeletas de ser considerada enfermedad mental que la homosexualidad.

No es el único ejemplo posible pero sí el más ilustrativo: permite ver como, en función de una transformación social, una "enfermedad" deja de serlo. Y, de paso, pone de manifiesto como la comunidad científica y todos sus consensos (en este caso representados por la APA y la OMS) no dejan de ser parte inseparable de la sociedad y con ella evolucionan. En suspenso queda la cuestión de quién catalizó el cambio: ¿la academia en el público o viceversa? Ninguna necesidad de precipitarse con la respuesta. Ni de ignorar la relación, a fin de cuentas, dialéctica, de ambos.

Conocer el componente social de la definición de enfermedad mental nos sirve para relativizarla, para tener más cuidado a la hora de repartir estigmas, para sortear el etnocentrismo... pero no alivia el sufrimiento del que padece. Porque evidentemente, aunque parte del sufrimiento del enfermo es causado por la actitud del entorno, en muchos casos se trata de trastornos bioquímicos que simplemente imposibilitan una vida autónoma y satisfactoria.

Pero la mayoría de las patologías no tienen una etiología genética y ni siquiera biológica (aunque ésta sea normalmente la de mayor potencial dañino). He allí los comportamientos y actitudes obsesivo-compulsivos que proyectan frustraciones y vacíos sobre fines superfluos con un celo sobrecompensador. He allí la violencia multiplicada y desplazada desde el opresor hacia objetivos psicológicamente más seguros. O el estrés y los complejos generados por no responder a las expectativas de quienes consideramos nuestros referentes.

Todas estas "dolencias del alma":
  1. Son tan comunes en las sociedades en las que se dan que, con frecuencia, ni son consideradas enfermedades.
  2. Cuando son abordadas terapéuticamente, siempre lo son desde el individualismo metodológico.
Pero lo que no es genético en el ser humano, como es bien sabido, es cultural. Llámese, si se quiere, social. La cultura determina el modelo educativo y las frustraciones que éste nos causará. La cultura dicta hacia dónde proyectaremos estas frustraciones. Nuestros referentes a imitar y el grado en el que estamos obligados a hacerlo también son culturales. Las formas de opresión y la respuesta a ésta -conflicto abierto o desplazamiento- también están culturalmente previstos.

Pero reconocer todo ello implicaría algo inasumible: que nuestras sociedades están enfermas. Que, más allá de los "antiinflamatorios" que administran los psicoterapeutas para paliar las dolencias particulares, la enfermedad no se cura. Y es imposible que se cure sin una transformación social.

Enfermos educan enfermitos; enfermos con poder gobiernan a enfermos que les envidian; enfermos que trabajan con papeles desprecian a enfermos que trabajan con las manos; enfermos insatisfechos pero con dinero consiguen que enfermos sin dinero pero igual de insatisfechos trabajen para ellos para tener aún más dinero y seguir siendo unos insatisfechos con éxito...

Nuestra cultura nos hace ser demasiado avariciosos, demasiado competitivos, demasiado controladores. Pero al mismo tiempo demasiado sumisos, demasiado conformistas, demasiado pasotas. La cultura viola lo que somos y por ella enfermamos. Y cada cultura diferente trae probablemente sus propias enfermedades: no se trata de idealizar ninguna. Y al mismo tiempo no existe ni puede existir un ser humano sin una cultura. ¿Estamos condenados a estar enfermos?

lunes, 13 de septiembre de 2010

Bendito sea

Bendito sea el Señor
por haber decidido
tan espontáneamente
no existir
Mario Benedetti (Paso de los Toros, 1920 – Montevideo, 2009)

sábado, 11 de septiembre de 2010

Propuesta constructiva


Días acaparando titulares en la prensa nacional en EE.UU., centenares de debates en las televisiones, reacciones de todas las jerarquías civiles y militares, revuelo absoluto en el Pentágono y la Interpol, declaraciones de líderes mundiales, culminando en las intervenciones de Barack Obama y una llamada personal del Secretario de Defensa Robert Gates...

Ni el contacto con formas de vida extraterrestres hubiera conseguido atraer tanta atención como la amenaza de quemar el Corán por parte de un pastorcillo de una parroquia floridana de no más de 30 miembros.

Lo que me ha hecho pensar. Si ha conseguido esto con la quema de un sólo libro... ¿¿¿qué podríamos conseguir nosotros si amenazáramos con quemar de golpe y porrazo la Biblia, el Corán, la Torá, y todos los demás textos sagrados que consiguiéramos encontrar???

Sí, es verdad que habría un montón de gente cabreada a lo largo y ancho del mundo... ¡Pero todos estarían cabreados con nosotros! ¡Y eso quiere decir que estarían unidos entre ellos! Habríamos hecho más por la Alianza de Civilizaciones que Zapatero en todos estos años. Y sólo habrá hecho falta demostrar a los subnormales de todos los colores lo mucho que tienen en común. A la larga, la historia reconocería nuestro mérito.

Tal evento podría generar imágenes inéditas, tales como:
  • El Ratzinger paseado a hombros por talibanes en la plaza de San Pedro
  • Sara Palin insinuándose al ayatolá Jamenei
  • Mel Gibson dirigiendo una segunda parte de La Pasión desde el punto de vista de los judíos
  • Hasta puede que todo culminara en una espectacular orgía interconfesional (véase ilustración)...
  • O que Israel dejara de matar niños... (no, no caerá esa breva)