Que no nos engañe el nombre: la "demanda" que se maneja en la Economía liberal sólo remotamente tiene que ver con lo que las personas "demandan", con las necesidades humanas.
La curva de la demanda se construye combinando las variables de cantidad de un producto y su precio. En cualquier mercancía normal la relación será de "a más precio, menor cantidad demandada".
Por tanto, si tenemos una sociedad de bajo poder adquisitivo (A), incluso un producto de primera necesidad (el pan, por ejemplo) tendrá una demanda muy baja. Si el poder adquisitivo es nulo (es decir, el precio que pueden pagar es 0), la demanda es 0 a cualquier cantidad dada. Es decir, en ese país no hay demanda de pan. ¿A que suena como si los pobres no necesitaran comer?
La ironía se puede resaltar más todavía con la vecina sociedad de alto poder adquisitivo (B) que no sólo tiene demanda de pan, sino que además tiene una gran demanda de joyas.
La decisión microeconómica es evidente. ¿Con quién comerciar? Con (B). La lógica es aplastante: los unos no demandan pan y los otros no sólo demandan pan, sino además joyas. Hay que llevar todas las mercancías al país de los ricos, que son los que parece que las necesitan más porque están dispuestos a pagar más por ellas...
Sí, ya sé que soy un demagogo terrible... ¿Cómo vamos a obligar al pobre comerciante a ir en contra de su propio interés regalando pan a los pobres? Deberíamos dejarlos morir de hambre y luego construir un complejo turístico en sus tierras.
Pero el caso es que yo no digo nada del comerciante individual (por mucho que me pueda repugnar su ética basada en la maximización del beneficio). Hablo de los economistas y sus entrañables abstracciones de la realidad. Hablo de su mundo de colorines en el que hay personas que no demandan comer. De que la Economía amputada del cuerpo común de Ciencias Sociales es una porquería e ideología pura. De que, mientras se dan hambrunas medievales en algunas partes del mundo, nosotros afirmamos cínicamente que en esos países no hay "demanda" de alimentos.
La curva de la demanda se construye combinando las variables de cantidad de un producto y su precio. En cualquier mercancía normal la relación será de "a más precio, menor cantidad demandada".
Por tanto, si tenemos una sociedad de bajo poder adquisitivo (A), incluso un producto de primera necesidad (el pan, por ejemplo) tendrá una demanda muy baja. Si el poder adquisitivo es nulo (es decir, el precio que pueden pagar es 0), la demanda es 0 a cualquier cantidad dada. Es decir, en ese país no hay demanda de pan. ¿A que suena como si los pobres no necesitaran comer?
La ironía se puede resaltar más todavía con la vecina sociedad de alto poder adquisitivo (B) que no sólo tiene demanda de pan, sino que además tiene una gran demanda de joyas.
La decisión microeconómica es evidente. ¿Con quién comerciar? Con (B). La lógica es aplastante: los unos no demandan pan y los otros no sólo demandan pan, sino además joyas. Hay que llevar todas las mercancías al país de los ricos, que son los que parece que las necesitan más porque están dispuestos a pagar más por ellas...
Sí, ya sé que soy un demagogo terrible... ¿Cómo vamos a obligar al pobre comerciante a ir en contra de su propio interés regalando pan a los pobres? Deberíamos dejarlos morir de hambre y luego construir un complejo turístico en sus tierras.
Pero el caso es que yo no digo nada del comerciante individual (por mucho que me pueda repugnar su ética basada en la maximización del beneficio). Hablo de los economistas y sus entrañables abstracciones de la realidad. Hablo de su mundo de colorines en el que hay personas que no demandan comer. De que la Economía amputada del cuerpo común de Ciencias Sociales es una porquería e ideología pura. De que, mientras se dan hambrunas medievales en algunas partes del mundo, nosotros afirmamos cínicamente que en esos países no hay "demanda" de alimentos.
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