Cataluña también ha seguido una deriva peculiar.
Por un lado, el derecho a la autodeterminación no ha sido incluido, de momento, en la mayoría de los manifiestos de mínimos. Y en la acampada de pl. Cataluña estuvieron presentes, en su momento, personajes lamentables como el cansino nacionalista español Francisco Garrobo (de UPyD) en la Comisión de Comunicación. También es verdad que en las asambleas se viene hablando mucho más castellano del que en Cataluña se suele oír en las reuniones públicas.
Pero nada de ello ha implicado rechazo por parte del nacionalismo catalán. Todo lo contrario: incluso los independentistas organizados en las CUP han sido los impulsores de numerosas asambleas a lo largo y ancho del país. Y cuando el derecho a la autodeterminación no ha sido contemplado entre los mínimos ello en absoluto ha sido por que no contara con un apoyo mayoritario, sino por la voluntad de máximo consenso que en todo momento ha caracterizado al movimiento.
Desde donde sí se ha intoxicado -sin oponerse frontalmente- la imagen del 15-M, intentando presentarlo como un nido de catalanofobia, una especie de enemigo en casa, ha sido de ese difuso conglomerado que es el independentismo interclasista (o sea, de derechas). Molestos con que, después de haber estado la independencia bajo todos los focos en los últimos años, ahora el tema estrella de la agenda popular se hubiera vuelto la justicia social, se han dedicado a lanzar mentiras desde medios tan importantes como el diario Avui. Entre las afirmaciones que he llegado a recoger estaban tales como que los partidarios de incluir la autodeterminación hubieran trabajado en un ambiente de amenaza o que se hubieran puesto trabas para el uso del catalán.
Pero no hay nada más falso que la acusación de españolismo lanzada contra el 15-M. En mi opinión personal, el movimiento simplemente molesta porque expresa la pérdida de legitimidad del engranaje institucional -y de sus portavoces, los grandes medios- y por eso le caen palos desde todos lados: desde el Avui hasta La Razón. Así de sencillo.
1 comentario:
Los sindicatos son una castaña!
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