Hay en tus pies descalzos: graves amaneceres.
(Ya no podrán decir que es un siglo pequeño.)
El cielo se derrite rodando por tu espalda:
húmeda de trabajo, brillante de trabajo,
pero oscura de sueldo.
Yo no te vi dormido... Yo no te vi dormido...
aquellos pies descalzos
no te dejan dormir.
Tú ganas diez centavos, diez centavos por día.
Sin embargo,
tú los ganas tan limpios,
tienes manos tan limpias,
que puede que tu casa sólo tenga
ropa sucia,
catre sucio,
carne sucia,
pero lavada la palabra: Hombre
Manuel de Cabral
(Santiago de los Treinta Caballeros, 1907 - Santo Domingo de Guzmán, 1999)
(Santiago de los Treinta Caballeros, 1907 - Santo Domingo de Guzmán, 1999)
Qué poca poesía se hace a quien realmente se la merece.
2 comentarios:
Joder, es buenísimo. Parece mentira que lo hayas colgado tú. No, si al final te vas a redimir.
Veo que sigue la era de la poesia, después de la era de los post-it.
Publicar un comentario