martes, 27 de diciembre de 2011

domingo, 25 de diciembre de 2011

"Educación siberiana" continúa su imparable ascenso

Superventas en Italia, llegó el año pasado a España, gracias a la editorial Salamandra, "Educación Siberiana" de Nikolai Lilin. Jaleado sin el menor ánimo crítico por una orda de periodistas ávidos de sensacionalismo, ahora también ha dado lugar a la filmación de una película protagonizada por John Malkovich que a buen seguro reimpulsará su venta en las navidades del año que viene. Y lo cierto es que el libro entra muy bien. Pero es éticamente dudoso venderlo como una autobiografía, cuando es más que cuestionable que lo sea.

Estilísticamente no se puede decir que sea gran cosa, pero tampoco lo pretende, ni falta que le hace, a mi parecer. Transmite muy bien lo que quiere transmitir, entra muy fácilmente y engancha, engancha mucho, en buena medida gracias a la construcción global del relato. Y eso siempre es de agradecer.

Chirrían las traducciones y las transcripciones. Se nota que llegan al español vía italiano y, entre eso y las erratas y la deficiente calidad de la traducción en algunos casos, la gran mayoría de las palabras originales se hacen completamente irreconocibles. Empezando por que no sé exactamente a qué palabra rusa corresponde "criminal", cosa que no es baladí al caso. Luego hay casos muy extremos en los que no habría costado nada evitar el error, teniendo en cuenta que se trata de un "superventas". Por ejemplo, no llamar a Rostov del Don, en repetidas ocasiones, "Rostov del Ron"... En fin... En ese sentido, muy mal.

Y en su contenido es un libro tramposo que mezcla varias cosas.

Sobre todo, es una novela: un producto claramente comercial, orientado a la venta, y que explota una cierta mirada romántica sobre la mafia que ya ha vendido mucho en Occidente. De allí los adornos y, con toda probabilidad, muchas ocultaciones de los aspectos más difícilmente presentables de la historia.

Pero también es un documento. Sea como fuente directa (como pretende) o indirecta de información, está claro que el autor se ha esforzado por estar bien informado sobre el mundo criminal ruso. En ese sentido, el libro tiene gran interés y además habla de una región bien poco conocida como es Transnistria.

Y en tercer lugar -lo más polémico- es que pretende ser una autobiografía.

De toda autobiografía se espera que sea subjetiva y en este caso es personal (y personalista) a más no poder. Es una visión del mundo dividido en "buenos" y "malos", donde el autor es además "el mejor". Y no deja de serlo ni al final, cuando intenta relativizar un poco lo relatado...

Por otra parte, al igual que tiene buen conocimiento de unas cosas de las que habla, no tiene ni idea de otras que presenta como "hechos" (por ejemplo, los judíos nunca han sido declarados "enemigos del pueblo" en la URSS). Y eso ya de por sí arroja la sombra de la duda sobre la veracidad del resto del texto.

Es cuestionable, en fin, el mismo hecho de que la obra sea autobiográfica. Sólo con una prensa caben los hechos relatados en "Educación siberiana", su paso por Chechenia, sus dos pasos por la cárcel y su etapa en Israel... en los 23 años de vida, a los que aparece Nikolai, siempre según su propio relato, en Italia.

Algo muy significativo al respecto es que el autor se sigue negando a que se traduzca el libro al ruso aunque en ello habría tenido, sin duda, unos resultados de ventas excelentes. Y eso es porque la parte de impostura que contiene en Rusia sería rápidamente desenmascarada. Sólo con las noticias que llegan sobre el libro desde el extranjero, la runet ya se ha llenado de chascarrillos al respecto de lo bien que Lilin se ha espabilado para ganar pasta ofreciendo al lector occidental precisamente la imagen que este espera de los rusos. Hay quien lo tiene por un farsante total y quien dice que es un delincuente menor que no ha vivido ni la cuarta parte de lo relatado, pero el caso es que no parece haber una sola persona en Rusia que se crea que se trate de una verdadera autobiografía.

Pues bien, decía yo que es un libro tramposo porque mezcla los tres niveles: la pretendida autobiografía, el colorido novelesco y el interés documental. Un buen lector deberá esforzarse, por tanto, por separar la paja del grano.

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Y de propina algunos apuntes reflexivos sobre las sectas y las comunidades en Rusia.

Simplificando mucho, los espacios sociales europeos y los estadounidenses, se pueden describir como verdaderas sociedades nacionales los primeros, mientras que los segundos son, en gran medida, comunidades y sectas. En las "sociedades" puede haber tendencias diferentes e incluso opuestas, pero todas ellas se posicionan respecto al mismo eje (o, como mucho, dos ejes) Es decir, siempre definen su posición en relación a los demás, son como identificables con unas coordenadas sobre la totalidad del espacio social. Mientras que las comunidades y las sectas están, en mayor o menor medida, replegadas sobre sí, y se articulan entre ellas de formas muy diversas y variables.

Pues bien, aunque Rusia se asemeja más al modelo (si se le puede llamar así) europeo, ofrece también mucho espacio al desarrollo del comunitarismo y del sectarismo (puede que simplemente por sus características geográficas). De allí que el tema de la nacionalidad (en contraposición a la ciudadanía, que es la misma para todos) sea tan importante. De allí también la larga historia de cismas en la religión ortodoxa y la mayor descentralización de su iglesia, en comparación con la católica (sin llegar, claro, al protestantismo).

lunes, 19 de diciembre de 2011

El 15-M y el nacionalismo catalán

Ha sido muy cursioso observar la relación que se ha constituido entre los nacionalismos centrífugos del Estado español y el 15-M desde su aparición en escena. En Galicia, al parecer, algunas de las principales asambleas han tenido una presencia apabullante de independentistas gallegos y, bajo su influjo, han adoptado, desde muy pronto, resoluciones a favor de la autodeterminación y la lengua gallega. En el País Vasco, por el contrario, una parte mayoritaria del abertzalismo ha visto con escepticismo, cuando no con apenas disimulada hostilidad, la irrupción de unos advenedizos en esas calles y plazas en las que ellos llevaban tanto tiempo reivindicando justicia social y nacional para Euskal Herria.

Cataluña también ha seguido una deriva peculiar.

Por un lado, el derecho a la autodeterminación no ha sido incluido, de momento, en la mayoría de los manifiestos de mínimos. Y en la acampada de pl. Cataluña estuvieron presentes, en su momento, personajes lamentables como el cansino nacionalista español Francisco Garrobo (de UPyD) en la Comisión de Comunicación. También es verdad que en las asambleas se viene hablando mucho más castellano del que en Cataluña se suele oír en las reuniones públicas.

Pero nada de ello ha implicado rechazo por parte del nacionalismo catalán. Todo lo contrario: incluso los independentistas organizados en las CUP han sido los impulsores de numerosas asambleas a lo largo y ancho del país. Y cuando el derecho a la autodeterminación no ha sido contemplado entre los mínimos ello en absoluto ha sido por que no contara con un apoyo mayoritario, sino por la voluntad de máximo consenso que en todo momento ha caracterizado al movimiento.

Desde donde sí se ha intoxicado -sin oponerse frontalmente- la imagen del 15-M, intentando presentarlo como un nido de catalanofobia, una especie de enemigo en casa, ha sido de ese difuso conglomerado que es el independentismo interclasista (o sea, de derechas). Molestos con que, después de haber estado la independencia bajo todos los focos en los últimos años, ahora el tema estrella de la agenda popular se hubiera vuelto la justicia social, se han dedicado a lanzar mentiras desde medios tan importantes como el diario Avui. Entre las afirmaciones que he llegado a recoger estaban tales como que los partidarios de incluir la autodeterminación hubieran trabajado en un ambiente de amenaza o que se hubieran puesto trabas para el uso del catalán.

Pero no hay nada más falso que la acusación de españolismo lanzada contra el 15-M. En mi opinión personal, el movimiento simplemente molesta porque expresa la pérdida de legitimidad del engranaje institucional -y de sus portavoces, los grandes medios- y por eso le caen palos desde todos lados: desde el Avui hasta La Razón. Así de sencillo.

viernes, 16 de diciembre de 2011

La montaña rusa de la competitividad


Emulando los vaivenes de la economía capitalista, la vida del individuo competitivo se vuelve también una montaña rusa: un día se siente una mierda, al día siguiente, dios.

El que siempre se compara nunca está tranquilo: siempre se encuentra por encima o por debajo. Además la medida en que es superior o inferior se vuelve irrelevante, porque lo único importante es el orden.

Un buen corredor se sentirá feliz consigo mismo si progresa y se va superando a sí mismo. Pero una décima de segundo será suficiente para hundirlo en la miseria si es altamente competitivo y no queda primero.

La dicha es la paz. Y esta es imposible para quien elige lo que quiere hacer o necesita tener siempre con un ojo puesto en lo que hacen o tienen los demás. La competitividad es uno de los principales tormentos de la humanidad.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un poco para todos

Hoy tengo un poco para todos.

Para aquellos que, alucinados con el tirón del 15-M, se creen que están inventando la bicicleta. Repiten simiescamente que todos los partidos son iguales, sin darse cuenta de que pocas cosas de las que reivindican ahora son realmente novedosas.

De que mucha gente, antes que ellos, estaba denunciando la corrupción de la política y reivindicando los derechos sociales. Gente que lo hacía, con toda la buena voluntad del mundo, desde los partidos y los sindicatos, y sin ningún interés personal. Y que, de hecho, fueron quienes conquistaron todo eso que ahora nos quieren quitar: la sanidad y la educación públicas, las ayudas a los parados, las pensiones, los derechos laborales, etc. etc.

Nada de ello se consiguió con explosiones espontáneas de indignación social, sino con un trabajo organizativo paciente, metódico y tenaz.

Así que menos arrogancia y más respeto. Y más preguntarse sobre por qué ahora nos ha entrado esta fiebre movilizadora y durante años, décadas, no hemos movido un dedo mientras otros se dejaban la piel luchando.

Pero, como ya he dicho, hoy tengo para todos. También para aquellos que contemplan el 15-M como unos indeseables advenedizos. Pareciera que les molesta que alguien se esté movilizando sin su tutela. Desde el sectarismo de su propia marca (ya sea un partido comunista, un sindicato o un movimiento de liberación nacional) miran, envidiosos, cómo de repente cientos de miles de personas hartas de estrecheces ideológicas salen a las calles.

Los hay también que, cortitos de vista, apoyan el movimiento pero sólo para llevarlo a su terreno. Exponiéndolo a un riesgo de suicidio, como el que, por ejemplo, supondría la convocatoria de una huelga a espaldas de los sindicatos mayoritarios (sí, sí, muy corruptos y bla, bla, bla... pero a fin de cuentas bastante mayoritarios).

Unos claman al cielo preguntándose por qué el Movimiento 15-M entrega el poder a Rajoy al no pedir claramente el voto a la izquierda. Otros intentan que se posicione activamente a favor de la abstención, en la mejor de las tradiciones anarcosindicalistas. Ninguno de ellos se para a pensar que si el Movimiento siguiera sus sabios consejos -ya sean lanzados desde IU o desde la CGT- no tendría esa capacidad aglutinadora y ese seguimiento que está adquiriendo. Sino el de una IU o el de una CGT... Es decir, cuatro gatos (y bajando)...

En fin, ya sé que hoy me caerán palos por todos lados. Qué le vamos a hacer, no me viene de nuevas... Espero no haberme dejado a nadie...

lunes, 3 de octubre de 2011

La moderación como nuevo valor absoluto

El contenido ya no importa. Quién tiene la razón se ha vuelto completamente secundario. Lo único importante, de ahora en adelante, es la moderación.

Los antifascistas son iguales que los nazis porque no rechazan de plano la violencia. Las feministas son como los machistas pero al revés. Y el 15-M es, según Esperanza Aguirre, el germen del golpismo (!). Todo ello simplemente porque se posicionan, porque no se quedan neutrales ante la injusticia.

"No todo es blanco o negro", una constatación bastante pertinente, se ha convertido hoy en el comodín de quienes necesitan y ansían justificar su doblez. Debió habernos alejado del dogmatismo, del integrismo, pero nos está conduciendo al dogmatismo de lo gris. Como no hay nadie que tenga realmente razón ni que deje de tenerla, ya no hay nada que defender, nada por lo que luchar.

No importa si al que tenemos delante ha despilfarrado millones de arcas públicas o si se lucra a costa de la explotación infantil. Nos podemos encontrar frente a frente con la injusticia, el racismo, la desigualdad... Lo único importante es no subir la voz, no levantar la mano.

Poner el acento en la moderación de las formas, en la corrección de trato, en su origen debió de haber servido para posibilitar el debate: para que nadie pudiera abusar de su posición de fuerza y zanjar coactivamente las discusiones. Pero en lugar de ello ha imposibilitado el debate: cada vez más cualquier objeción, cualquier protesta, cualquier argumento que apunte a lo profundo, al corazón de las cuestiones es tachado de radical, inmoderado, violento.

Se aborta de esa forma cualquier resistencia, porque toda resistencia resulta que es una agresión. En un "dos por uno" los apologetas de la moderación consiguen que se mantenga el status quo y, al mismo tiempo, una inversión mínima en ello porque la represión -demasiado costosa- es sustituida con la ideología de la moderación.

El debate se vuelve imposible y lo único que nos queda es la insulsa y superficial charleta. Podemos hablar de política y de sociedad mientras no le demos más importancia que a la última jornada de la Liga.

Lo que se nos exige, en el fondo, es que nada nos importe demasiado.

En realidad, ya no hablamos de moderación. Sino de mediocridad.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Matar los tiempos muertos

Siempre falta tiempo. Parecería que uno siempre está ocupado, pero luego resulta que no se da abasto con todo lo que se tenía previsto y nos preguntamos en qué se ha ido nuestro tiempo.

La clave está en eliminar esos ratos que se comen nuestra vida y que consisten simplemente en quedarnos mirando por la ventana a los transeúntes, o distraernos con algo que se escucha en la tele, o examinando las últimas chorradas publicadas en facebook, u hojeando distraídamente las últimas noticias de nuestro equipo favorito...

El mecanismo es siempre el mismo: "ahora me pongo, pero antes voy a hacer esto un segundo..." ¡Mentira cochina! Alargamos esos ratos como si nos dieran la vida cuando en realidad nos la quitan. Nos parece que así robamos tiempo a las obligaciones, pero en realidad se lo robamos a nuestro descanso. Porque por culpa suya nuestra vida parece siempre abarrotada de quehaceres y sin espacio para descansar sin tener el agobio de las tareas pendientes encima. Son tiempos perdidos, muertos.

Matarlos es la forma de hacer todo lo que tenemos que hacer y disfrutar habiendo terminado. Porque no hay descanso como el de quien ha cumplido, el descanso del guerrero: eso sí es tiempo de vida.

lunes, 15 de agosto de 2011

Carroñeando sobre una niña muerta


No soy muy de crónicas de sucesos y ni siquiera tengo tele en casa. Así que me he entrado del caso Mari Luz solo ahora, a raíz de haberme tragado la bazofia de telefilme que es Días sin luz (2009), habiendo leído sobre todo lo que ha pasado. Y no puedo decir nada, más que esta producción es un patético servicio a dos fines lamentables e imperdonables:
  1. al lucro de los desvergonzados carroñeros mediáticos que sólo buscan el sensacionalismo en la muerte y
  2. la imbecilidad de la campaña impulsada por sus padres destinada a volver a convertir todo nuestro sistema de justicia en un sistema de venganza.
Ante el miserable resultado, involuntaria y lamentablemente uno hasta se olvida de pensar en la crueldad del asesino pederasta y de las autoridades que no han hecho bien su trabajo, posibilitando este crimen.

Avariciosos irresponsables es el calificativo más suave que se puede aplicar a los productores.

De la calidad cinematográfica del filme mejor ni hablar...

miércoles, 10 de agosto de 2011

Adelantarse a sí mismo

Una compulsión no es un simple deseo: es un impulso inapelable que no deja margen para plantearnos las consecuencias de nuestra acción. Nos precipitamos a fumar, comer, beber, tener relaciones sexuales... sin pensar en cómo nos vamos a sentir después. Más aún: ahuyentamos cualquier posibilidad de pensar en cualquier consecuencia negativa: resaca, arrepentimiento, enfermedad... Consumir rápida e irreflexivamente es lo único que importa.

No hay más "truco" para superar nuestras compulsiones que la fuerza de voluntad. Pero hay formas de ayudarse. Y una de ellas es adelantando en nuestra imaginación el momento del castigo.

Así fue como dejé de fumar porros cuando me empezaron a sentar mal. Llegó un momento en que ya sólo lo hacía por costumbre y por un vago recuerdo de lo bien que me hacían sentir antes. Cada vez que fumaba, luego me preguntaba: ¿ya para qué lo habré hecho?... Poco a poco, fui adelantantando la sensación de malestar: hacía un esfuerzo por recordar cómo me sentiría después de haber fumado en el momento justo anterior a fumar. Y el deseo se desvanecía: de repente, ya no asociaba el olor del hachís a nada agradable, todo lo contrario...

Estoy seguro de que el mismo mecanismo se puede aplicar a multitud de otras circunstancias. Porque anda que adoptamos comportamientos desordenados que luego hacen preguntarnos sobre porqué lo habremos hecho... Se puede intentar evitar tratando de pensar en lo pesado que te vas a sentir antes de abusar de la comida... O en la pasta que te vas a gastar antes de empezar a pedir copas por los bares, por ejemplo...

Suponer que el conocimiento y la conciencia son un antídoto contra nuestros vicios es mucho suponer, claro... Pero, desde luego, son un buen cable para quien quiera enfrentarse de una vez a sí mismo y salir ganando.

martes, 9 de agosto de 2011

Social Tips


"[En el evangelismo] los jóvenes sin futuro encuentran uno, de apariencia moderna (...) aniquilando toda posibilidad de una refundación política de la sociedad haitiana. ¿El objetivo de los misioneros? Hacer del imaginario un escudo contra la realidad: cultivar la emoción, erradicar la reflexión. En treinta años, se pasó del surgimiento de una teología de la liberación - (...) Bertrand Aristide (...) - al culto a la resignación", informa el investigador Christophe Wargny sobre Haití. Las religiones son el fango que absorbe a sociedades desorientadas y abatidas y les impide salir a flote... Sirva el caso de ejemplo y paradigma para todos aquellos que creen en su maravilloso efecto en contextos de crisis.


Cuenta Regis Debray que, preguntado el Che por lo que la justicia es, dijo: "Si con esta torta pueden sobrevivir 6 personas y nosotros somos 8... hay que partirla en 8 partes. Eso es la justicia." Muy posiblemente la atribución de esta sentencia al Che sea errada. Con toda probabilidad muchos la tacharán de estúpida. Fanática. Apocalíptica. Ineficiente, ineficaz... A mi me parece hermosa. Una definición que va al grano: nadie se queda en la estacada, nadie se queda fuera, nadie es más que nadie. Las ratas se atropellan unas a otras en su huida, las personas marchamos juntas hasta el final, no abandonamos a los nuestros. Me recuerda también a Saint-Exupery en "Planeta de Hombres" cuando, para explicar lo que es la Humanidad, nos hace pensar en los cientos que pueden arriesgar sus vidas por salvar a unos pocos mineros... No hay matemáticas que valgan cuando hablamos de Justicia, de Humanidad....

Impresionante el caso de la anciana georgiana de 75 años que, en abril pasado, dejó Armenia y buena parte de Georgia sin internet cortando el cable de fibra óptica de la compañía "Telekom Zheleznoy Dorogi". Escarbaba la tierra en busca de cobre para ganarse algo para vivir. Ahora le quieren meter hasta 3 años de cárcel... Un tiro es lo que metería yo a quienes condenan a la tercera edad a rebuscar en la tierra...

Joder con el bueno de Ghandi!.. Cuenta su biógrafo, Joseph Lelyveld, que en las cartas que escribió a su amante Hermann Kallenbach, con el que convivió durante 6 años, le exhorta, ante la separación de ambos, a "no mirar con lujuria a ninguna mujer" y se califica a sí mismo como "casa superior"... Por si fuera poco, el periodista también cita supuestos comentarios de Ghandi al respecto de los negros sudafricanos durante su estancia en ese país: "Podíamos entender no estar clasificados con los blancos, pero situarnos al mismo nivel que los nativos sudafricanos era permitir demasiado." Yo siempre he pensado que fue un personaje bastante sobrevalorado...

"Era un hombre, ahora es un poli..." ¡Orcos d'Esquadra a la hoguera! ¡Felip Puig, dimisión y cárcel! ¡Basta de impunidad policial!

No contentos con haber suprimido prácticamente todas las plazas de aparcamiento allá donde hacían falta más aceras o aparcamientos para motos o zonas de carga-descarga o simplemente árboles... el Ayuntamiento de Barcelona se puso a suprimir las poquísimas que quedaban en el barrio de Gràcia de forma absurda e indiscriminada y sirva a modo de ejemplo este CARRIL CIEGO, sin pies ni cabeza ni sentido posible, que han puesto donde anteriormente había una fila de aparcamiento. ¿Están haciendo un barrio habitable, libre de tránsito y humo de coches? Una polla como una olla: están haciendo un barrio exclusivo para los vecinos que pueden pagar 150 euros al mes de parking privado... Y los demás a joderse y a aguantarse...

"Algunos de los mayores beneficiarios de un programa [de la Unión Europea] destinado a apoyar a pequeñas y medianas empresas son multinacionales como IBM, Fiat y el minorista de moda H&M. Entre ellos se encuentra también British American Tobacco, al que se ha asignado un total de € 1,6 millones de la UE y fondos nacionales para ayudar a financiar la construcción de una fábrica de cigarrillos en un momento en que la UE está gastando millones para destetar a sus ciudadanos del tabaco." - informan los corresponsales del Financial Times CYNTHIA O'MURCHU y PETER SPIEGEL. Desde luego, el capitalismo y los políticos que LO representan están terminando de perder toda la vergüenza. Y la lejanía de las instituciones europeas está claro que no ayuda.

Y visto lo visto me pregunto yo... ¿vendrá la palabra "seminario" de la palabra "semen"?...


Agatha Christie era un travelo. Es tan evidente que me resulta demencial que nadie más que yo sea consciente de ello y todos sigamos viviendo esta gigantesca mentira.

El otro día un palestino entró en una colonia judía y se cargó a cuchilladas a 5 personas: los padres y 3 de sus hijos pequeños. Otros 3 consiguieron escapar. Mal hecho. No se debe matar niños, es de cajón. Pero esta obviedad los medios ya se han hartado de repetirla. Yo saco el tema para hacer otra reflexión que no he escuchado en ningún lado: ¿qué cojones hacían niños de entre 0 y 11 años en un lugar que básicamente es una línea de frente? ¿Qué clase de padres llevan a sus hijos a la guerra? ¿Y qué pasa con el Estado que lo permite? Si se es un fanático religioso y se está empeñado en hacer la guerra... bueno, no entraré ahora mismo en si es justo o no. Pero reivindicar el territorio poblándolo con niños pequeños tiene un nombre... escudos humanos. ¿Qué cojones le pasa a esa gente?

El creyente, pese a todas sus moralinas, se escuda en la divinidad para justificar sus miserias. El ateo sabe que no hay causa superior capaz de justificar el crimen. Un ateo, por ello, es un ser mucho más moral que el creyente.

Tachaba un comentarista a las blasfemas que se desnudaron en la capilla de la Complutense para protestar contra la presencia eclesiástica en la Universidad pública de ignorantes por no ser conscientes que la propia UCM había sido fundada por un Papa, en concreto Alejandro VI. Ese Borgia conspirador, mafioso, cruel y promiscuo, que procreó a diestro y siniestro, y que ordenó numerosos asesinatos (entre ellos el de un hijo suyo). En fin... las típicas contradicciones de los siervos del Señor...

Con multa de 8 a 12 meses puede ser castigado burlarse públicamente de los "dogmas, creencias, ritos o ceremonias" de "una confesión religiosa" (art. 525.1 del Código Penal). Y al que perturbare un acto religioso en un lugar de culto pueden caer hasta 6 AÑOS de prisión (523 CP). ¡Menudo contraste con la libertad de insulto, manipulación y propaganda de la que disfrutan los curas y sus homólogos de otras confesiones!

Condenado a penas que suman 77 años y cuatro meses de cárcel el otorrinolaringólogo que abusó de 31 de sus pacientes, a las que desnudaba, tocaba y grababa en la consulta para satisfacer sus instintos libidinosos. Las víctimas del médico hicieron todo lo que les pedía “en la creencia” de que “las manipulaciones” que sufrieron “eran necesarias para el diagnóstico de su enfermedad”, según indica la sentencia. (EFE) Y me pregunto yo... ¿¿¿UN OTORRINO??? ¿No podía haber elegido una especialidad más propicia para abusar de las pacientes? Por dónde intentaría metérsela, ¿por la oreja o por las fosas nasales? Y las víctimas... ¿no les pareció extraño que les hiciera subirse a un sillón ginecológico para inspeccionarles la laringe? ¿O cuando bajó las luces, puso música lenta y encendió la cámara?... No, coñas aparte, ya le vale...

Por cables filtrados por Wikileaks sabemos que Japón conocía desde 2008 el estado obsoleto de sus plantas nucleares. Nuevamente la opacidad informativa del poder y sus intereses... Para seguir defendiendo la opción nuclear tal como está la cosa, desde luego hay que tener mala fe o ser un friki autista...

¡Hay que ser cafre! Apuñaló a un hombre en Málaga, se metió en un autobús para huir a Madrid, y por el camino se lo contó a un colega por el móvil. Con un policía al lado... ¡Es que hay que ser cafre!

Anormal es el funcionamiento del fútbol español incluso dentro del salvajismo del negocio futbolero en general. El Madrid y el Barça, sólo por ser el Madrid y el Barça, independientemente del puesto que ocupen, se llevan 140.000.000 € cada uno. Los demás sí reciben en función de su clasificación y, para comparar, los recién ascendidos no cobran más que 14 millones. Una situación insostenible y sin parangón en las grandes ligas europeas que perpetúa una competición aburrida que lleva mucho tiempo siendo cosa sólo de dos.

Para evitar que su poblado se siga deteriorando, los habitantes de Nazaret, en la Amazonía colombianda, han tomado una decisión drástica: poner dos guardias en la entrada para prohibir el acceso a turistas. Los indígenas se quejaban de que éstos llenaban sus calles de basura, les sacaban fotos como en un zoo y encima casi las únicas que se lucraban eran las agencias de viajes. Me parece una iniciativa excelente. Puedo prometer y prometo votar en las municipales de mayo al partido que incluya esta medida en su programa electoral para Barcelona.

jueves, 21 de julio de 2011

¿Oportunismo?


Con frecuencia, para explicar porqué hacen lo que hacen las cúpulas de las grandes centrales sindicales y algunos dirigentes políticos de izquierdas, se recurre (yo mismo lo hago muchas veces) a la palabra "oportunismo"...

¿Pero todo es oportunismo? Me lo he empezado a cuestionar... Claro que maniobran, cambian de chaqueta cada dos días, en gran medida como parte de un simple juego de poder. Y en ocasiones por simple beneficio personal -a eso ya se le llama corrupción.

Pero hay algo más... y se está revelando ahora, en este último año. La crisis de la izquierda ha llegado a un momento verdaderamente existencial. Las maniobras que están realizando, las vergonzosas concesiones que alternan con un discurso reivindicativo vacío de contenido y no refrendado en la práctica, ponen en cuestión su propia supervivencia... ¿De qué oportunismo podemos estar hablando entonces?

Desorientación, miopía y sobre todo cobardía... Llevan tanto tiempo comiendo de la mano de gobiernos y empresarios que ahora el miedo les paraliza y no les permite entender que -ya no por el bien de los trabajadores, sino por el suyo propio- hace falta reorganizarse, trabajar de formas nuevas, volver a las trincheras de las que nunca se debió haber salido para estrechar la mano del enemigo... Simplemente no tienen huevos para hacer lo que hay que hacer.

¿Es mejor la cobardía que el oportunismo? Eso no importa realmente... El resultado es parecido, pero no está de más tener en cuenta la diferencia entre ambos para interpretar lo que están haciendo los líderes de la izquierda tradicional. Esa izquierda que ya se ha fundido tanto con las instituciones que es incapaz de enfrentarse a ellas sin sentir que se está atacando a sí misma...

¿Oportunistas? Puede... Pero lo cierto es que, a día de hoy, mucho más que oportunistas o corruptos, son simplemente... unos inútiles.

viernes, 8 de julio de 2011

El sentido profundo del "sentido común"

¿A qué nos referimos cuando apelamos -y lo hacemos con gran frecuencia- al "sentido común"? Intuitivamente entendemos que "de sentido común" es "lo normal", "lo evidente por sí mismo", algo que no necesita demostración...

¿Qué puede ser tan poderoso?

Echando mano de la RAE, descubro lo siguiente:
sentido común.

1. m. Modo de pensar y proceder tal como lo haría la generalidad de las personas.

Me veo entonces gratamente sorprendido por la perspicacia de los señores académicos. Bastante más razonables, sólo por esta vez, que los redactores de la Wikipedia: "El término sentido común describe las creencias o proposiciones que benefician (??) a la mayoría de la gente de una familia, clan, pueblo y/o nación".

Es tan buena la definición de la RAE porque, desechando las interpretaciones superficiales va, siguiendo una metodología casi durkheimiana, al grano: "lo común" es lo generalizado, subrayando así que se trata de un concepto eminentemente social. El "sentido común" es un cuerpo de creencias compartidas que aplicamos intuitiva y acríticamente.


Así definido, se ve claro que el "sentido común" comparte todas las virtudes y vicios de las creencias colectivas. Muchas menos probabilidades de error que las de las creencias individuales. Pero, al mismo tiempo, errores más profundos e inamovibles.

Casi todas las creencias sociales son ciertas o, al menos, eficaces (de esta constatación nació aquel proverbio de "dos cabezas piensan mejor que una"). Es normal, son el resultado de una ingente acumulación de experiencias. Y cuantas más vivencias suman más completo se vuelve el cuadro. Ésta ha sido la base del progreso humano, al menos hasta la aparición de la ciencia moderna: acumulación de experiencias y evolución del "sentido común".

Por otra parte, cuando el "sentido común" se equivoca, las consecuencias pueden llegar a ser dramáticas. No sólo porque, al ser un error colectivo, adquiere proporciones mayores, sino también porque las creencias compartidas se retroalimentan formando bloques impenetrables que no sucumben ni ante las evidencias más flagrantes.

Es infinitamente más poderoso lo que piensa mi entorno que lo que ven mis ojos.

Recordemos que hubo un tiempo en que era "de sentido común" que la luna era del tamaño de una moneda, o que la desaparición de un niño tenía que ser necesariamente cosa de brujería, o que lavarse más de una vez al año era perjudicial para la salud. Y no había quien nos sacase de allí...

La mayor cruzada jamás acontecida contra el "sentido común" fue la emprendida por la ciencia moderna. Y gracias a la enorme eficacia del método científico se operó en cuestión de décadas la mayor revolución de la Historia: la ciencia pasó a ser el "sentido común". En adelante, hacer caso a los científicos sería cada vez más una cuestión "de sentido común". Hasta el punto de aplicar, en ocasiones, los avances de la ciencia sin ningún "sentido común", valga el absurdo...

La misma tarea de desmontar el "sentido común" fue emprendida también por las Ciencias Sociales, pero con un éxito más que dudoso... Puede que haya sido así porque tratan cuestiones más cotidianas, o porque su eficacia es inferior y más difícil de probar, o porque con demasiada frecuencia amenazan las relaciones de poder existentes... Seguramente habrá un poco de todo...

El caso es que sigue costando una barbaridad extraer del ámbito del "sentido común" las preconcepciones, por poner unos pocos ejemplos, sobre los roles de género, sobre las realidades nacionales, sobre la naturaleza del trabajo remunerado... E incluso sobre el sentido del propio "sentido común"...

miércoles, 6 de julio de 2011

Gato negro

En febrero cambié la ruta de mi carrera matutina y comencé a remontar todas las mañanas el parque del Guinardó. Un día sí y otro también me encontraba allá, en su parte baja, a un lozano gato negro de brillante pelaje. Se me quedaba mirando con esos enormes ojazos de un verde amarillento que sólo he observado a los gatos. Algunos días se me cruzaba por delante.

No soy supersticioso, pero empecé a preocuparme... aunque la mala fama del gato negro tuviera un 0,01% de razón, yo estaría acumulando ya toneladas de mala suerte. Sin embargo, pasaban los meses y ningún infortunio parecía recaer sobre mí, con lo cual me fui quedando más tranquilo e incluso empecé a coger algo de cariño al oscuro felino.

Algunos días me encontraba también a un gato blanco de abundante pelaje y aspecto quizá demasiado cuidado para ser residente de un parque municipal. Y se me fue ocurriendo un argumento para un cuento: la trágica historia del malvado gato blanco y del malventurado gato negro. El primero, al acecho, intrigando sin cesar contra el bienestar humano. El segundo, intentando siempre, infructuosamente, impedir las fechorías de aquél. Pero lejos de recibir la gratitud de las personas a las que intenta ayudar es, por el contrario, vilipendiado y asociado a la mala suerte por presagiar siempre la desgracia (provocada por el pérfido gato blanco).

Pero pasaban las semanas y yo no conseguía concretar mi idea en un post...

Esta mañana, en la callejuela que bordea el parque del Guinardó por su parte baja, casi tropiezo con el gato negro, atropellado, sobre el asfalto ensangrentado, con la cabeza reventada.

Quizá yo estaba bien equivocado. Quizá toda esta historia no trataba de gatos. Quizá era yo quien cada mañana traía algo de mala suerte al gato negro al parque del Guinardó. Hasta que acumuló demasiada...

Parece que a veces un gato tiene que morir para que cambiemos nuestra perspectiva de las cosas...

domingo, 5 de junio de 2011

De asamblearismo y sectas


Lo mejor del incipiente movimiento asambleario nacido a raíz de las acampadas, un auténtico tesoro a conservar, es la ausencia del sectarismo que nos ha venido corroyendo y envenenando en las últimas décadas. Eso, más allá de todas las debilidades del proceso, es lo que abre una esperanza para la regeneración de la izquierda.

Casi ninguna bandera -ni roji-negra, ni republicana, ni roja-, casi ningún logotipo sindical -ni "revolucionario" ni "reformista"... Y un cartel que lo resumía todo: "No me pongáis etiquetas!"

Durante décadas quienes hemos militado en organizaciones tradicionales hemos sentido encima el peso agobiante de los "referentes", de las "tradiciones" políticas, de los rencores personales y mezquinas luchas por el poder, de imbéciles debates ideológicos... Y quizá la sensación de libertad estas semanas, en las plazas, se deba tanto a la superación de este asfixiante sectarismo como a la alegría de insubordinarnos al poder del opresor...

La esclerosis de las izquierdas tradicionales había conducido al olvido de lo más importante. Habíamos acabado luchando por los símbolos, en lugar de luchar por aquello que estos representan. Defender las ideológicas pajas mentales de nuestro propio grupúsculo o los intereses de nuestra corriente llegó a ser más importante que entender y reconocer la realidad social.

Construimos espacios impenetrables incluso a un nivel psicológico: demasiados mecanismos preconstituidos, demasiadas relaciones personales... Un nuevo tenía que tener mucha voluntad y paciencia para terminar integrándose. Voluntad y paciencia, bienes escasos hoy más que nunca...

Todo el mundo debe encontrar un lugar en este nuevo asamblearismo. Y para eso no es tan importante que cualquiera pueda agarrar el micrófono -aunque la igualdad de palabra es fundamental-, sino que todo el mundo pueda aportar algo, ayudar, contribuir aunque sea con un par de horas de trabajo a la semana. Pero de trabajo, no de frustrante cháchara...

Una persona que se siente útil, que siente que está participando en una creación colectiva, se comprometerá a largo plazo con la transformación social. Y si conseguimos que muchos lo hagan, está claro que tenemos un futuro.... ¡Y tanto que lo tenemos!

miércoles, 1 de junio de 2011

Noche y día

A veces me siento personas completamente diferentes por la mañana y por la noche.

Me levanto con una energía descomunal. No quiero ni fumar, ni comer, ni beber... No es sólo que tenga la determinación consciente de no dejarme llevar por los vicios -que también-, sino que simplemente no me apetece, no me entra... Me da asco pensar en la comida, en el alcohol y en el humo del tabaco (sobre todo, en el humo del tabaco).

Mi cuerpo se siente fuerte, vigoroso, vivo, optimista, capaz de afrontar cualquier vicisitud. Los músculos me obedecen, la cabeza piensa con claridad y fluidez. Corro mirando incluso con algo de compasión a esas personas medio dormidas, arrastrando los pies, o a esas otras que prenden el cigarro antes incluso de haberse tomado el café, abordando tan temprano esa tarea cotidiana de autodestrucción que llaman vida. Luego camino al trabajo con la cabeza bien alta, disfrutando de cada paso, de cada bocanada de aire...

Trabajo, como, me echo media hora, recojo la casa, estudio, saco al perro...

Cuando llega la noche me encuentro con que el día prácticamente ha terminado: me queda una triste hora de vida. Tengo la vista cansada y el cerebro me pide a gritos una inyección rápida de endorfinas... Me tomo una copa, quizás otra y quizás otra más. Cocino algo rápido, para no recortar más aún el tiempo de descanso, a ser posible con mucho picante y queso derretido. Y pongo algún capítulo de alguna serie imbécil confiando en que el alcohol me haga efecto pronto para poder reír con sus chistes para retrasados mentales...

Eso si no hay visita. Cenar con gente es todavía peor porque ni siquiera deja margen para esa media hora de desconexión cerebral antes de dormir y va acompañado de una compulsiva ingesta de pitillos. Además siempre conlleva la tentación de prolongarlo un poco más, hasta que la hora deja de importar... con dramáticas consecuencias para el día venidero...

Al menos me duermo rápido, de tan cansado que estoy por haberme levantado a las 6...

jueves, 26 de mayo de 2011

La cobardía

Para hacer lo correcto, para ser bueno con los demás, para responder por los actos propios... hay que tener valor. La cobardía fabrica malas personas y es la fuente de muchas de nuestras miserias.

Por eso no entiendo porqué tiene una apariencia más excusable que otros vicios. A nadie se le ocurre decir "No es que sea mala gente, sólo que es avaricioso" y sin embargo es muy normal el "No lo hace a mal, es que es muy cobarde"... ¿Será que al cobarde no se le achaca mala fe ni, por tanto, dolo en la acción? Pero, ¿y acaso el avaricioso tiene mala intención? Si él sólo quiere lucrarse... ¿Y el crimen pasional? Tiene menos maldad todavía: se hace por un exceso de amor... ¿Y el ideológico? Si es lo contrario a la mala intención: se hace para construir un mundo mejor...

Quizá al cobarde se le consienta más porque sus faltas son por omisión. Pero la omisión no es poco... El cobarde dejará a un accidentado a su suerte. Traicionará. Se callará ante las injusticias. No responderá por sus actos: podrá hacer cualquier cosa y luego mirar para otro lado, con la excusa de que es demasiado cobarde para responder por ello.

Socavará la confianza, porque en un cobarde no se puede confiar: a cada momento te puede dejar con el culo al aire y nunca sabes si te está diciendo realmente lo que piensa o es que le faltan huevos para decir la verdad. Y si los cobardes son muchos, uno deja de saber en quién puede confiar. La desconfianza se convierte en una constante de las relaciones humanas.

No entiendo porqué la miseria del cobarde despierta lástima o pena. Y no cabreo como otras miserias humanas.

¿Quizá sólo pasa en nuestra sociedad, porque nosotros mismos nos hemos vuelto tan cobardes que nos identificamos con él y, al encubrirlo, en realidad nos estamos encubriendo a nosotros mismos? Algo parecido pasa cada vez más con la avaricia: todo el mundo se está volviendo tan avaricioso que termina por justificar incluso al que se lucra a su costa.

¿O quizá sea por culpa de nuestro instinto social? Un rasgo básico de la sociabilidad humana es la defensa del débil. ¿El cobarde se percibe como débil y de allí que le protejamos? ¿Como a un cachorro que tras haberse meado por todas las moquetas se tumba panza arriba y nos sentimos incapaces de castigarlo?

Pero yo no entiendo que el cobarde sea débil. La cobardía es la voluntad de ahorrarse un esfuerzo, la debilidad es un impedimento objetivo.

La cobardía sólo tiene un castigo habitual. Al generar desconfianza, incertidumbre, impide al cobarde construir relaciones profundas con los demás. Deviniendo en una íntima soledad...

martes, 24 de mayo de 2011

Burbujas

Es el mayor drama de la especie humana. Cada uno vive en su propia burbuja. Hasta tal punto estamos encerrados cada uno en nuestro propio mundo informativo que en ocasiones el hecho de la comunicación parece un auténtico milagro.

Siempre vivimos en la ilusión de formar parte de la mayoría gracias a que nuestro entorno cotidiano es muy poco representativo y está fuertemente sesgado. Incluso en un mundo tan "abierto" como el nuestro -con, aparentemente, numerosísimas fuentes de información- nos las apañamos para centrar nuestra atención en aquello que confirma nuestras visión del mundo y rechazamos por minoritario y raro lo contrario. ¡Cuántas veces que me he encontrado personas de izquierda tachando de frikis a los votantes del PP... en Madrid, donde la derecha lleva cosechando amplias mayorías desde hace ya décadas!

Si las suposiciones de uno encima son reforzadas no sólo por el entorno personal sino también por el mediático la cosa se agrava. Políticamente eso se traduce, por ejemplo, en el bucle PP-PSOE y el propio sistema de democracia representativa que tiene absortos a más de siete millones de españoles que ni se imaginan otras alternativas.

De la misma fuente mana también la incomprensión del mundo socio-político-mediático en el que viven los catalanes y los vascos. A partir de allí, ya no importa cuántas personas pueden salir a la calle ni cuántas votarán a qué opción, que serán todos irracionales, obcecados, malvados, desleales, egoístas, etc.

De hecho, esa es una tendencia recurrente: tachar a cualquiera a quien no comprendemos de irracional...

Una cosa paradójica pasa con el individualismo ideológico. Parecería que las ideologías más sociales debieran hacernos más cerrados con lo extraño. Pero curiosamente el florecimiento del individualismo ha dirigido nuestros esfuerzos tanto en la reivindicación de nuestra originalidad e individualidad, relajando el esfuerzo necesario bien informados.

Tan limitados han resultado los antiguos rehenes de su grupo, como los nuevos "librepensadores". Aquellos por la homogeneidad de la información de la que se nutrían, éstos por la falta de información y/o de herramientas interpretativas para procesarla. La libertad de opinión es importante pero no una cura para la ignorancia.

Como decía, es un drama: no nos entendemos, no nos escuchamos... Nos hemos vuelto demasiado listos para hacer caso a nadie. Pero en realidad sólo vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. Ni nos damos cuenta de cómo desviamos la mirada de lo que contradice nuestras preconcebidas ideas. De que constantemente respondemos antes de haber entendido lo que se nos está diciendo, porque lo único que importa ya es responder...

sábado, 21 de mayo de 2011

El más adaptable, el más inadaptado

A pesar de no tener vello abundante, ni fuerza física excepcional, ni gran velocidad, ni colmillos enormes... el animal humano se ha expandido a las zonas más áridas del planeta, desde los desiertos de nieve de Groenlandia hasta los desiertos de arena del Sáhara... Lo ha hecho gracias a su ingenio pero también -y quizá en la misma medida- a su capacidad de sufrimiento. A diferencia de las claves evolutivas de otros animales (que sólo les ayudan a sobrevivir con éxito en un hábitat determinado) estas dos características han sido herramientas polivalentes que, como una llave inglesa ajustable, le han valido para ser aplicadas en cualquier condición adversa.

Pero al mismo tiempo el ser humano es el ser más inadaptado. Nunca, jamás, se ha sentido del todo a gusto, ni ante las circunstancias más favorables. Siempre ha visto alguna cosa que fuera posible mejorar. Y se ha aplicado a mejorarla. De ahí su tormentosa historia de bastante continuo progreso tecnológico y no tan continuo progreso social.

Religiones como el budismo violan la naturaleza humana cuando pretenden que nos quedemos quietos, parados, contemplando sin más. Hay algo dentro de nosotros que nos impide ser completa y permanentemente felices, conformarnos. Nunca nos ha bastado saciar el hambre: siempre hemos buscado además la forma óptima de hacerlo.

Un perfeccionismo imposible que ha convertido nuestra Historia en una carrera hacia un horizonte que se aleja un paso de nosotros con cada paso que damos hacia él. La fuente de nuestra permanente insatisfacción...

jueves, 19 de mayo de 2011

Simetrías

Parecemos simétricos pero, como es bien sabido, no lo somos. Tenemos un corazón a la izquierda y un hígado a la derecha. Pero ni siquiera lo aparentemete simétrico –como nuestro rostro o nuestras manos- lo es. Y para el colmo siempre existe un lado dominante: el derecho en los diestros, el izquierdo en los zurdos.

Pero a pesar de todo la evolución ha querido que parezcamos simétricos y que además nos sintamos atraídos por la simetría. No sé porqué ha pasado, pero sí sé que estas pseudosimetrías se encuentran en todas partes. El mundo está estructurado de esta forma: a primera vista, desde los cuerpos celestes hasta las partículas subatómicas, todo parece simétrico… y nada lo es. Como si todo tendiera al orden, al tiempo que el orden fuera una absoluta quimera.

Nuestra organización social parece que ha heredado esta especie de principio universal. Buscamos el orden, lo anhelamos, nos angustiamos cuando no existe. Pero al mismo tiempo nos conformamos, como por una especie de cinismo natural, con su apariencia.

Inventamos ficciones jurídicas, tales como naciones, Estados, democracias, socialismos… Pero luego nos conformamos con que todo funcione más o menos. Nos molestan menos las grietas en el orden ideológico que quien denuncia esas grietas. Un ejemplo claro son, por ejemplo, los países tan gangrenados por la corrupción o la economía informal que una amplia mayoría acaba por aceptarlas tanto como las propias ideologías formales que las censuran. Y todo ello sin excesivo perjuicio para su salud mental.

Posiblemente ninguna otra invención humana ha hecho tanta apología del orden, la simetría, la previsibilidad y la exactitud como la burocracia. Pero quien ha asomado a los bastidores de la realidad funcionarial sabe cómo funcionan las cosas: por los pelos. El factor humano cuenta mucho más de lo que dicta la norma… Pero al público se le sigue apareciendo como un monolito coherente e inamovible.

Desde niños, nos acostumbramos a que la realidad sea siempre una mezcla de mantenimiento de exigencia de orden y transigencia con el infractor. De hecho, se censura mucho más a un infractor que amenaza la susodicha apariencia que a otro que no lo hace aunque cause un daño mayor según los propios parámetros valorativos del sistema. Así, existe más animadversión social (convenientemente estimulada, claro, por los medios de comunicación) contra el okupa que contra el especulador que impide cuyo negocio impide la realización del derecho constitucional a la vivienda digna para todos…

La simetría es orden. La simetría es belleza. Pero al mismo tiempo es un fantasma: la vemos pero no existe ni puede existir. La ansiamos. Pero al mismo tiempo nos conformamos con fingirla colectivamente...

miércoles, 18 de mayo de 2011

Un trípode cojo

SALUD, DINERO y AMOR... ¿A nadie más le parece que algo no termina de encajar en esta clásica receta de felicidad?

La salud es un concepto eminentemente biológico: el buen estado de la máquina de vivir que somos. Músculos elásticos, respiración profunda, cerebro bien regado, los pies firmes en la tierra... Un cuerpo sano es también un medio para disfrutar de la vida pero, por encima de todo, es una fuente directa de felicidad. El mero hecho de sentirnos sanos nos hace feliz.

El amor, esa leve forma de enajenación mental, es la fuente de endorfinas por excelencia. En todas sus formas posibles –tanto la atracción sexual o el enamoramiento, como el amor al arte o a la naturaleza- es nuestra química cerebral que entra en efervescencia, nos hace entender las cosas bellas y nos da gustito... Otra vez algo sumamente biológico.

Pero, ¿y el dinero? Ni un papel impreso, ni una tarjeta con banda magnética, ni siquiera los lingotes de oro son en sí mismas fuentes de endorfinas. El dinero, en este trípode, obviamente no es el dinero. Es lo que el dinero puede comprar: poder sobre otras personas, sexo de pago, ingenios que nos facilitan la vida, servicios varios, etc. etc.

En todo caso, nada concreto, una especie de cajón de sastre, un etcétera. Lo mismo daría decir “Salud, amor y lo que con dinero se pueda comprar” o “Salud, amor y lo demás” o “Salud, amor, etc.” Con lo cual todo el potencial del susodicho aforismo como una guía de vida se ve claramente menguado: decir que la fuente de la felicidad está en esto, en aquello y en lo demás... es un poco no decir nada.

Por otra parte, también se diferencia el dinero de los otros dos pies del trípode en la forma en que se consigue. No sólo conseguir o conservar la salud y el amor depende más de lo que uno haga o deje de hacer, sino que la desigualdad al nacer es enormemente menor. Todos somos un trozo de carne hambriento y llorón en el momento de ver la luz. Pero enseguida el dinero ya nos ha asignado a una cuna o a otra. Al equiparar salud, dinero y amor, entramos, por tanto, en un injustificado proceso de culpabilización y responsabilización del desposeído, al que negamos la posibilidad misma de ser feliz.

Por último está la cuestión de la cuantificación. La salud es la ausencia de enfermedad. Y el amor un estado en el que no nos preguntamos si podríamos tener más amor. Todo lo contrario sucede con el dinero. Pocos tienen claro –y quienes creen tenerlo claro nunca se ponen de acuerdo entre sí- cuánto dinero exactamente haría falta para ser feliz. Por no hablar de aquellos, que son muchos, y que piensan que la respuesta es “siempre más”, postulando una persecución inacabable, en clara disonancia con el objetivo de “alcanzar” la felicidad.

En fin. Que el dinero no es nada... Si quieres ser infeliz, consagra a él tu vida.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Intenta argumentar con un niño al que intentas quitar un caramelo...

Los agitados debates en torno a la solución para el futuro energético de la Humanidad han producido en los últimos meses un sinfín de argumentos y contraargumentos a favor y en contra de las diferentes soluciones que se proponen.

Afortunadamente ya no queda casi nadie tan idiota como para abogar por la profundización en la dependencia de los fósiles. Por otra parte, las petroleras tampoco necesitan realmente que nadie las defienda. Probablemente hemos llegado ya a un punto tal de dependencia en que, sin necesidad de propaganda, solamente con algo de lobbying, se terminarán de explotar las últimas reservas que quedan, los industriales se embolsarán sus últimos enormes beneficios y se irán felices a casa.

Entre los defensores de las renovables, y dejando aparte a los representantes de la industria, como es lógico abundan los militantes y simpatizantes ecologistas. Muchos están sencillamente mal informados sobre el potencial sustitutorio de estas fuentes de energía, así como sobre el impacto que su exlotación, por muy renovable que sea, causa en el medio ambiente. Aquellos que sí lo son no tienen reparos en reconocer que la única solución real es la reducción de nuestro nivel de consumo.

Pero los más obstinados son, con diferencia, los defensores del nuclear. Ante el amplio reconocimiento científico y social de la inviabilidad de la energía basada en fósiles, el lobby nuclear desde hace una década ha visto la suya y, apoyándose en un tropel de expertos obsesionados con la posibilidad técnica de realización de los proyectos y completamente ignorantes de sus condicionantes políticos y sociales, ha llevado a cabo una exitosa ofensiva que le ha permitido rehabilitar en buena medida su imagen pública... al menos, hasta Fukushima.

Con estos bien o malintencionados defensores de las centrales nucleares el esquema siempre se repite: ya les puedes sacar a colación los residuos, la imposibilidad de garantizar la seguridad de las plantas, la proliferación... que te responderán siempre con el cambio climático y la insuficiencia de las renovables. Entonces tú les dices que, por tanto, la única solución pasa por la reducción del consumo, no por el atolladero nuclear. Que l
o insostenible no es una u otra fuente de energía... sino el ritmo al que consumimos.Y entonces... ellos callan o responden con otra cosa o, en el mejor de los casos, simplemente lo tachan de imposible.

Y esto es precisamente lo que me hace temer que, cuando pase el jaleo de Fukushima, la cosa nuclear seguirá su camino. Porque la irracionalidad de un ser humano compulsivamente aferrado a sus lujos es más poderosa que cualquier argumento. Porque le daremos mil y una vueltas, nos escaquearemos de afrontar la verdad, insultaremos al que nos la eche en cara o le tacharemos condescendientemente sus propuestas de utópicas e imposibles...

Cualquier cosa antes que reconocer abierta y honestamente algo muy sencillo...

¡QUE NO NOS SALE DE LOS COJONES CONSUMIR MENOS!

¡QUE QUEREMOS SEGUIR TRAGANDO COMO PATOS HASTA QUE NOS REVIENTE EL HÍGADO!

¡QUE NOS IMPORTA UNA MIERDA NUESTRO FUTURO Y EL DE NUESTROS HIJOS SI ESO SUPONE RENUNCIAR A LA SATISFACCIÓN INMEDIATA DE NUESTROS DESEOS!


Y es que en el fondo somos una sociedad inmadura, una sociedad de críos obedientes ante la autoridad del fuerte y sin la tolerancia a la frustración necesaria para los necesarios ejercicios de responsabilidad de la vida adulta...

sábado, 7 de mayo de 2011

Por qué creo que ser de izquierdas es de mejor persona

A ver, antes de nada, conozco un montón de mierdas que se dicen de izquierdas. Conozco a cabrones que militan en sindicatos o en partidos de izquierdas y luego explotan a su mujer en casa. También a otros que son gilipollas insolidarios, egoístas y egocéntricos, pese a ser tan radicales y reivindicativos que ni siquiera militan en un sindicato o un partido. También alguno que es de izquierdas por tradición familiar y, en el fondo, más rancio que Libertad Digital. Y algún otro que se ha obsesionado tanto con la Humanidad que se le ha olvidado ser humano con las personas.

También conozco a alguno que es de derechas y que no es un hijo de puta redomado.

Y a pesar de todo ello sigo pensando que ser de izquierdas es tendencialmente de mejores personas. ¿Por qué? Muy sencillo. Porque la política, entendida de una forma sana, viva, no se separa de la vida, del día a día, de lo que una persona es. Si una persona es solidaria, respetuosa con el débil o con el diferente, amante de la razón y de la justicia en su vida cotidiana (es decir, lo que yo entiendo por "buena persona"), la proyección social de sus valores personales debería llevarla a posicionarse políticamente en la izquierda.

Claro, que todos sabemos muy bien que la lógica no termina de funcionar en la realidad social. De allí tantas y tantas excepciones que impiden que por regla la gente de izquierdas sea mejor que la de derechas.

Pero sí buscamos (aunque nunca la terminemos de encontrar) una cierta coherencia interna entre nuestras cogniciones. Y ello precisamente es lo que me permite afirmar que tendencialmente, a igualdad de condiciones, sí se cumple el argumento de este post.

Al fin y al cabo, creo firmemente en ese ya manido chistecillo que dice que Dios, cuando creo al hombre lo dividió según sus naciones de origen y así dijo:

"- Los franceses seran cultos y refinados

- Los ingleses serán aventureros y puntuales

- Los italianos serán creativos y divertidos

- Los alemanes serán formales y trabajadores

- Los norteamericanos seran luchadores y patriotas

- Los argentinos serán intelectuales y sociables

- Los españoles serán inteligentes, buenas personas y votantes del PP."

A esto le dijo el arcángel San Gabriel: "Dios, que todos los países tienen dos virtudes y los españoles tienen tres.
Eso no es justo." Dios dijo: "Es verdad, pero ya no me puedo echar para atrás. Bueno, estas serán las virtudes de los españoles, pero cada español sólo podrá tener dos de ellas a la vez..."

Y así, desde entonces los españoles que son inteligentes y votantes del PP no son buenas personas. Los españoles que son buenas personas y votantes del PP no son inteligentes. Y los españoles que son inteligentes y buenas personas no son votantes del PP.