viernes, 8 de julio de 2011

El sentido profundo del "sentido común"

¿A qué nos referimos cuando apelamos -y lo hacemos con gran frecuencia- al "sentido común"? Intuitivamente entendemos que "de sentido común" es "lo normal", "lo evidente por sí mismo", algo que no necesita demostración...

¿Qué puede ser tan poderoso?

Echando mano de la RAE, descubro lo siguiente:
sentido común.

1. m. Modo de pensar y proceder tal como lo haría la generalidad de las personas.

Me veo entonces gratamente sorprendido por la perspicacia de los señores académicos. Bastante más razonables, sólo por esta vez, que los redactores de la Wikipedia: "El término sentido común describe las creencias o proposiciones que benefician (??) a la mayoría de la gente de una familia, clan, pueblo y/o nación".

Es tan buena la definición de la RAE porque, desechando las interpretaciones superficiales va, siguiendo una metodología casi durkheimiana, al grano: "lo común" es lo generalizado, subrayando así que se trata de un concepto eminentemente social. El "sentido común" es un cuerpo de creencias compartidas que aplicamos intuitiva y acríticamente.


Así definido, se ve claro que el "sentido común" comparte todas las virtudes y vicios de las creencias colectivas. Muchas menos probabilidades de error que las de las creencias individuales. Pero, al mismo tiempo, errores más profundos e inamovibles.

Casi todas las creencias sociales son ciertas o, al menos, eficaces (de esta constatación nació aquel proverbio de "dos cabezas piensan mejor que una"). Es normal, son el resultado de una ingente acumulación de experiencias. Y cuantas más vivencias suman más completo se vuelve el cuadro. Ésta ha sido la base del progreso humano, al menos hasta la aparición de la ciencia moderna: acumulación de experiencias y evolución del "sentido común".

Por otra parte, cuando el "sentido común" se equivoca, las consecuencias pueden llegar a ser dramáticas. No sólo porque, al ser un error colectivo, adquiere proporciones mayores, sino también porque las creencias compartidas se retroalimentan formando bloques impenetrables que no sucumben ni ante las evidencias más flagrantes.

Es infinitamente más poderoso lo que piensa mi entorno que lo que ven mis ojos.

Recordemos que hubo un tiempo en que era "de sentido común" que la luna era del tamaño de una moneda, o que la desaparición de un niño tenía que ser necesariamente cosa de brujería, o que lavarse más de una vez al año era perjudicial para la salud. Y no había quien nos sacase de allí...

La mayor cruzada jamás acontecida contra el "sentido común" fue la emprendida por la ciencia moderna. Y gracias a la enorme eficacia del método científico se operó en cuestión de décadas la mayor revolución de la Historia: la ciencia pasó a ser el "sentido común". En adelante, hacer caso a los científicos sería cada vez más una cuestión "de sentido común". Hasta el punto de aplicar, en ocasiones, los avances de la ciencia sin ningún "sentido común", valga el absurdo...

La misma tarea de desmontar el "sentido común" fue emprendida también por las Ciencias Sociales, pero con un éxito más que dudoso... Puede que haya sido así porque tratan cuestiones más cotidianas, o porque su eficacia es inferior y más difícil de probar, o porque con demasiada frecuencia amenazan las relaciones de poder existentes... Seguramente habrá un poco de todo...

El caso es que sigue costando una barbaridad extraer del ámbito del "sentido común" las preconcepciones, por poner unos pocos ejemplos, sobre los roles de género, sobre las realidades nacionales, sobre la naturaleza del trabajo remunerado... E incluso sobre el sentido del propio "sentido común"...

1 comentario:

Marc dijo...

LA izquierda deberiamos usar mucho más el termino "buen sentido" que no el termino sentido común... quizá así podríamos superar el sentido común