miércoles, 30 de marzo de 2011

La propiedad privada es un robo

Para entenderlo, es necesario primero entender la diferencia entre uso, posesión, necesidad... y el concepto de propiedad. Ésta no es una realidad física. Pertenece al ámbito de las ficciones jurídicas, es decir al ámbito de la ideología.

Al principio, existía una realidad: un grupo que usaba un territorio sobre el que cazaba o unas tierras que labraba y que protegía frente a otros por la necesidad de garantizarse la propia existencia. Hasta allí, nada necesita justificación como no la necesita ningún hecho natural.

Pero se produce una ruptura, al principio casi imperceptible. A esta situación de hecho se le acopla una afirmación de derecho: "Tengo derecho a poseer estas tierras y tengo derecho a defenderlas frente a cualquiera que me las intente arrebatar." Hemos pasado ya a un constructo de ideas, nos encontramos con una ideología edificada para proteger nuestras legítimas aspiraciones a la supervivencia.

Pero la ideología es como comer pipas: todo es empezar. La avaricia y las ansias de poder hacen el resto. Enseguida a alguien se le ocurre: "Esto no sólo lo poseo. Es de mi propiedad. Si me marcho, seguirá siendo mío. Si muero, se lo dejaré a quien me venga en gana." Nace así la propiedad privada: una ficción jurídica que hunde sus raíces en el uso, la necesidad y la posesión, pero que sirve fundamentalmente para justificar la desigualdad social.

Unas tierras que no eran de nadie (que equivale a decir que eran de todos) han sido valladas. Les han puesto hombres armados para guardarlas y quien quiera darles un uso -porque quizá las necesita para sobrevivir- debe pagar una parte de los frutos de su trabajo a su autodenominado "propietario".

Los empresarios se quejan de los impuestos a los que les obliga el Estado. Pero son ellos quienes obligan al trabajador a pagarles un "impuesto" sobre la riqueza que éste produce. Y lo hacen secuestrando los medios de producción y validando este mafioso procedimiento a través de la ideología de la propiedad privada.

¿Qué es esto si no un robo en toda regla?

lunes, 28 de marzo de 2011

Los oídos sordos de la izquierda

La crisis de la izquierda en Europa trajo consigo penosos divorcios en sus desarrollos teóricos.

Por una parte, los think tanks de los macrotraficantes de votos, los social-demócratas partidos "atrápalotodo" no se dedicaron más que a desarrollar el márketing electoral. Nada de extrañar, son empresas y hacen lo que saben hacer las empresas: vender.

Los grandes sindicatos fueron por un camino parecido, centrando sus desarrollos cada vez más en justificar su propia existencia, en un contexto en que se iban convirtiendo cada vez más en representantes de los empresarios ante los trabajadores que viceversa.

¿Y qué pasó con los teóricos de la izquierda que mantuvo, en mayor o menor medida una voluntad transformadora, aquella que realmente me importa a mí y con la que me siento identificado? Pues que su pensamiento se iba volviendo, cada vez más, pura ideología. Más o menos radical, se fue encerrando en argumentos circulares, escuchándose sólo a sí misma. Se recluyó en grupúsculos cerrados dentro de los que sus miembros se realimentaban con sus propias leyendas y tradiciones. Rehuyó toda realidad social, despreciando cada vez más cualquier cosa que pudiera oler a vida real, aferrándose a complejos constructos ideológicos o remitiéndose a los constreñimientos superestructurales (políticos, ¡no sociales!) para justificar sus acciones. Imposible ser más antimarxista.

Y lo peor de todo es que dejaron de escuchar al "ciudadano de a pie". Y eso va tanto por aquellos que perdieron el pulso a la sociedad recluyéndose en su maximalismo como por quienes lo hicieron huyendo "hacia arriba", hacia las "enseñanzas" de "gurús" universitarios, sindicales, parlamentarios o mediáticos.

Pena, penita, pena... ¿Ya nadie en la izquierda es lo bastante valiente como para escuchar y conocer? No necesariamente aceptar... pero al menos entrar en interacción con la sociedad y salir de su burbuja ideológica, dentro de la cual llevamos décadas cociéndonos como en nuestra propia salsa.

sábado, 26 de marzo de 2011

Mi pequeña utopía

Estabilidad, suficiencia económica, que no entre en flagrante contradicción con mi criterio moral, que sirva para algo pero que me permita olvidarme de él tras la hora de salir, que los compañeros/as no sean demasiado gilipollas, que los superiores marquen objetivos claros pero al mismo tiempo dejen espacio para organizarse autónomamente, que al día le quede tiempo de ocio para poder tener una vida, un mesecillo de vacaciones no partidas, fines de semana libres, un ambiente de respeto, algo de luz natural, jornada intensiva y de mañana...

Igual le pido demasiado a mi condición laboral...

sábado, 19 de marzo de 2011

La violencia de género no es un asunto privado

Se han dado varios casos muy parecidos en los últimos casos: el hombre agrede a la mujer, otro interviene para defenderla, resulta a su vez agredido y luego, en el juicio... la muy hija de puta, la supuesta víctima, declara a favor del criminal.

El más sonado fue el del malogrado Jesús Neira. Violeta Santander, la mujer a la que defendió, no sólo declaró en su contra sino que además fue a la televisión a montar un espectáculo mediático defendiendo al agresor. Pero es algo muy común. Por ejemplo, cuando en 2007 un chaval de la Universidad de Valencia, Daniel Oliver, fue asesinado por el novio de una pareja en cuya pelea en vía pública intercedió, la chica no sólo no se desmarcó del asesino, sino que llegó a declarar en la policía que fue en defensa propia (algo que ya se ha probado rotundamente falso).

Existen muchas explicaciones psicológicas y sociológicas para explicar (o justificar) esas conductas. Pero, sin rebatirlas, no creo que haya que dejar de decirlo: son unas hijas de puta.

Algunos opinadores de ultraderecha (no todos, porque en estos casos ni siquiera todos se atreven) han defendido el supuesto derecho a la intimidad de la pareja en los casos en que la mujer no quiere denunciarlo.

Yo niego tal derecho. Me da igual que alguna no se merezca que se la defienda: las agresiones machistas nos afectan a todos. Los mismos que pegan o insultan a sus parejas son los que pueden pegar o insultar a mi pareja, a una amiga o a mi hermana.

Es una cuestión de todos, y todos tenemos el deber de intervenir. El deber de no dejarles hacer lo que les venga en gana. El deber de callarles la boca, a patadas si es necesario, y que no vuelvan a levantar cabeza.

viernes, 18 de marzo de 2011

Tanto cabrón y tan pocas balas

Normalmente no suelo reírme de personas con trastornos mentales... Pero creo que con Savater se puede hacer una excepción.



Esto me ha recordado la letra de un grupo skinhead, Zartako, que decía:
¡¡¡Gracias a nuestros Enemigos por no dejarnos dormir, continuándonos en la lucha contra vosotros...
También a nuestros rivales por hacernos combatir. Pero sabed Hijos de Puta, que llegará VUESTRO FIN!!!
Siempre he intuido que Savater tenía algo en común con skinheads

jueves, 17 de marzo de 2011

Algunos datos sobre la crisis alimentaria

Entre 1992 y 2007 el consumo total de kilocalorías por día:
  • Ha descendido en Japón y en 7 países de Europa del Este (Letonia, Hungría, Bulgaria, Serbia, Ucrania, Bielorrusia y Moldova).
  • Ha crecido por encima de 500 mil millones en China y la India.
  • Ha crecido entre 100 y 500 mil millones en Estados Unidos, Brasil, Nigeria, Pakistán, Bangladesh e Indonesia.
Por productos, en un estudio que abarca 10 países (Alemania, Rusia, Estados Unidos, Brasil, Nigeria, Turquía, Indonesia, Egipto, India y China), sólo se detectan los siguientes casos de descenso de consumo entre 1992 y 2007:
  • Carne, trigo y arroz en Rusia
  • Alcohol y frutas en Alemania
  • El trigo en China (con espectaculares incrementos de carnes, leche, verduras, frutas y alcohol)
Mayor consumo de carne en 2007:
  1. China
  2. EE UU
  3. Brasil
China ya era primera en 1992 pero ahora sus números prácticamente se han doblado. Pero lo que más destaca es el retroceso de Rusia que era la tercera del mundo en 1992. Puede que Moscú consuma muchas joyas, vestidos y mansiones, pero la carne lo delata: una mayoría ahora consume menos. Por supuesto, no se puede ignorar que el año 2000 marca una inflexión. Desde entonces, se vienen recuperando los consumos de lácteos, huevos, verduras, carnes, frutas y pescado. Aún así, no deja de ser espectacular que en 2009 el país esté todavía alejado de sus niveles de consumo ¡de 1980!

Mayor consumo de leche:
  1. India (¿a lo mejor porque sus vacas están menos estresadas, ante la ausencia de muerte inminente?)
  2. Estados Unidos (normal, si toman leche hasta para acompañar la comida, los muy enfermos...)
  3. China
Respecto a 1992 destaca el salto de India que adelanta a EE UU, y sobre todo el de China que multiplica casi por 5 su consumo, ascendiendo desde las últimas posiciones.

Alcohol:
  1. China
  2. EE UU
  3. Rusia
Me imagino que, como la medida utilizada son toneladas de alimento, en este caso puede tener que ver el tipo de alcohol consumido. Ello explicaría que en 1992 Rusia estuviera en posiciones mucho más bajas: el consumo de vodka ha descendido pero el de cerveza se ha disparado. China ha doblado su consumo y eso que ya estaba en segunda posición por aquel entonces. Alemania era la tercera pero, como ya he dicho, este fue uno de los pocos casos de decrecimiento.

Trigo
  1. China
  2. India
  3. EE UU
El descenso en China (aún manteniendo el primer puesto), junto al ascenso poco significativo del arroz, el otro producto de subsistencia por excelencia, apunta claramente a que sus incrementos no se han debido tanto al crecimiento de la población como al del nivel de vida.

Verduras
  1. China
  2. India
  3. EE UU
China ya era la primera pero ahora casi ha triplicado su consumo e ingiere casi 5 veces más verduras que la India.

Frutas
  1. China
  2. India
  3. EE UU
China multiplica por 3,6 sus toneladas de fruta e intercambia la tercera posición con los Estados Unidos.

Arroz
  1. China
  2. India
  3. Indonesia
Sin cambios significativos respecto a 1992.

Un dato que me parece muy significativo a propósito de todo este tema: a nivel mundial, nos encontramos en el porcentaje de hambrientos más bajo (13%), al tiempo que el número absoluto más alto de la Historia de la Humanidad (925 millones). Da que pensar...

Fuentes: FAO, Rosstat

miércoles, 16 de marzo de 2011

La nefasta división del trabajo V: los argumentos a favor de la división del trabajo

Los argumentos a favor de la división del trabajo se pueden clasificar en dos grupos:

· el descriptivo “no todo el mundo puede hacer de todo” y

· el normativo “no es eficiente que todo el mundo haga de todo”.

A la primera afirmación baste responder que obviamente no es que no exista ninguna diferencia entre nosotros. Pero las diferencias reales de nuestras capacidades al momento de nacer son mucho (¡infinitamente!) menores que las diferencias producidas posteriormente por nuestra condición social. Negarlo significa lastrar un deje biologista que ya debíamos haber abandonado en el siglo XIX.

A la segunda, por el contrario, no hay mucho que objetar. Efectivamente el reparto de tareas y la especialización aumentan la eficiencia en la ejecución colectiva de tareas. Tampoco se trata de hacer apología de la ineficiencia, a fin de cuentas somos seres sociales y no estamos hechos para que cada uno se valga por sí mismo.

Pero tampoco deberíamos olvidar que la eficiencia no es la principal necesidad humana (ni siquiera es una necesidad humana, estrictamente hablando) y, por tanto, debería dejar de ser la excusa-comodín para todo. Deberíamos recordar que la división del trabajo, lejos de ser la panacea, es un campo minado de dinámicas sociales perversas y daños a la integridad del individuo.

No deja de ser curioso, por lo demás, cómo las ideologías liberales y el capitalismo, siempre tan reacios a hablar en términos de lo social o del bien colectivo, al mismo tiempo exigen que el sistema educativo (¡público!) maximice la especialización teniendo bajo el brazo un único argumento merecedor de tal nombre... el de la eficiencia agregada. Es curioso.

La nefasta división del trabajo I

La nefasta división del trabajo II: trabajadores manuales y trabajadores intelectuales

La nefasta división del trabajo III: tareas productivas y tareas reproductivas

La nefasta división del trabajo IV: compartimentación del saber

lunes, 14 de marzo de 2011

Incisos musicales

domingo, 13 de marzo de 2011

La Verdad de Ágora

El otro día vi Ágora y me gustó mucho. No entiendo las críticas que se han vertido contra ella y sospecho que muchas tienen inconfesables motivaciones ideológicas. Es un film de bellas imágenes, estupendas actuaciones, un ritmo muy bien mantenido y equilibrio entre la veracidad histórica y el compromiso del autor.

Se trata de un hermoso alegato por la razón, la cordura y la pasión por el saber. Contra el oscurantismo religioso, y la manipulación de los curas. Sobre el drama de la verdad atrapada en el cepo del politiqueo.

Pero hay una reflexión cuya dimensión no es plenamente captada en la película. Y es la de porqué el cristianismo gana tantos adeptos. La respuesta no está oculta, la tenemos constantemente ante nuestras narices: porque libera a los esclavos. Porque, claro, es muy bonito contar la historia de un esclavo enamorado de su ama, pero lo cierto es que ésa no era la función principal de los esclavos.

El cristianismo oscureció las mentes y atacó la razón, pero ello debería hacernos pensar: ¿de qué sirven las luces de la ciencia a quienes están privados de su libertad? ¡Qué poca cosa es al final la razón si es privilegio de aquellos que pueden vivir del trabajo de sus esclavos!

Pensar la ciencia y la razón como algo abstracto, que está por encima de las condiciones sociales que las producen, es hacerles un flaco favor. Es condenarlas a estar siempre a la defensiva, a sentirse acosadas por la "plebe", a buscar refugio en espacios libres de la agitación social, bajo el paraguas, con frecuencia, del poder y sus intereses espurios. Un triste destino, alejado en la práctica del ideal de la reflexión pura, de la búsqueda de la Verdad por amor a la Verdad.

Dicho esto, me reitero en que la película es una delicia...

sábado, 12 de marzo de 2011

Escepticismo vs. Cinismo

Es un hecho comprobado que con la edad llegan las dudas. Se han observado los bastidores y uno ya no se cree tanto. Se sabe que el mundo es más hipócrita, aleatorio, triste de lo que se soñaba. Que el orden es, con frecuencia, una ilusión que se mantiene por los pelos. Que hay una amplia mayoría de necios y corruptos... Y son bastantes más quienes son ambas cosas a la vez que ninguna.

Pero esta conciencia puede llevar tanto al escepticismo como al cinismo, dos cosas bien diferentes.

Si el escéptico dice que todo es una mierda, el cínico dice que todo es una mierda y además contribuye a que todo sea una mierda.

El escepticismo es el sano espíritu crítico que nos ayuda a no tragarnos cualquier milonga de las que nos cuentan. Es lo que nos mantiene atados a la realidad cuando nos dejamos llevar demasiado por nuestras fantasías e ideologías: ya sean personales, religiosas, políticas, filosóficas o, incluso, científicas.

El cinismo por el contrario, es una forma de justificar las propias miserias, respaldándose en que "el mundo funciona así". Y quien no se aproveche de ello es un ingenuo, un bobo, un perdedor...

Una forma de cinismo mitigado es el cinismo de los medios: el que coloca un dogma sobre un pedestal y afirma que todos los medios son válidos para este fin. Suele ser mera justificación, sencilla y accesible, para hacer lo que a uno le entra en gana.

Apuesto por el escepticismo. Que nadie, los "buenos" ni los "malos", me vengan con cuentos. Pero los años no me harán cínico. Por mis cojones.

viernes, 11 de marzo de 2011

El machismo de la voluntad


El peor machismo no es el que no cree que una mujer pueda ser inteligente. Es el que dice a las claras que prefiere una mujer estúpida.

El primero desprecia a las mujeres en general. El segundo se dedica a castigar a las más capaces y a recompensar a las sumisas. El primero las trata con condescendencia. El segundo las odia. El primero se basa en prejuicios culturales. El segundo en complejos de inferioridad que generan impulsos sádicos y necesidad de dominación.

El primero es trasnochado, rancio, tiene mala prensa y va camino de la extinción. El segundo empieza donde acaba el primero.

Cuando se hace imposible seguir sosteniendo que la mujer es inferior al hombre, aflora el cinismo y, desde su pedestal, el muy macho se afirma: "Bueno, me da igual... Como yo soy quien tiene la sartén por el mango, serás estúpida y sumisa por mis cojones, serás inferior aunque no lo seas y me servirás o no serás."

Si el primero es el resultado, involuntario para el sujeto, de una educación, de una tradición, el segundo es el machismo de la voluntad. Movido por el mismo ansia de poder que el patrón que extorsiona a sus trabajadores porque sabe que no se pueden ir. O el policía que tortura a un preso esposado.

La diferencia entre ambos es la misma que separa a un conservador de un fascista.

jueves, 10 de marzo de 2011

El aborto de la Fiscalía General

Si Sortu, la nueva candidatura de la izquierda abertzale, no está en las elecciones municipales del 22 de mayo, por mi parte no cabrán más dudas: están terminando con el Estado de bienestar y ahora van por a por su segundo plato, el Estado de Derecho.

Desde 2002 impera en el Estado español una Ley de Partidos diseñada ad hoc para privar de su derecho al voto a entre el 10 y el 20% de la población vasca y entregar el Gobierno autonómico en bandeja de plata a un partido nacionalista español y minoritario, el PSE. Pues bien, tras años de ilegalidad pese a rechazar "todas las formas de violencia", la nueva formación al fin presenta unos estatutos que cumplen exquisitamente las humillantes condiciones que les han sido impuestas -incluida una condena explícita de la ETA.

¿Está el Estado dispuesto a cumplir su propia ley? Va a ser que no. Esta semana el Tribunal Supermo ha admitido a trámite la demanda de su ilegalización presentada por la Fiscalía y por la Abogacía de Estado (o sea, por el PSOE, para dejarnos de ficciones jurídicas).

La Fiscalía, en un requiebro surrealista, aduce, por ejemplo... la falta de posicionamiento de Sortu respecto a las detenciones de etarras de la semana pasada... O sea, no bastándoles que se condene a ETA... ¡quieren que Sortu aplauda a las fuerzas de seguridad! Las mismas, dicho sea de paso, que acaban de llevarse dos condenas por no investigar torturas a presos en el Tribunal de Estrasburgo. Por no hablar ya de que están saboteando la tregua verificable y permanente de la organización armada, contabilizando 28 detenidos desde que fue proclamada. La están saboteando tal como ya hicieron la última vez, con el triste resultado del atentado de Barajas.

Otras "pruebas" contra Sortu son tales como que el alcalde de Elorrio, electo por ANV, hubiera pedido al Parlamento Europeo su legalización. O su ausencia de simbología (!) que obedece, según el Ministerio Público, al afán de desvincularse gráficamente de Batasuna (???).

Éstas, más que pruebas, parecen del todo un chiste. Otras sí apuntan de forma más seria a una relación de Sortu con Batasuna. Pero, aunque así fuera, siempre me queda una duda residual en todo este asunto... Si Batasuna es ETA... y si Sortu es Batasuna... y si da igual quién y cuándo condena y el qué... ¿cómo es que no están todos en la cárcel por pertenencia a banda armada?

La respuesta es evidente. Porque aquí a nadie interesa lo más mínimo cumplir la ley. Ni hacerla cumplir. Ni la justicia. Ni la verdad. Ni la democracia. Ni los derechos humanos. Ni que no haya más muertos.

Lo único que les interesa es el poder. Hasta ahora, para mantenerlo, han necesitado guardar unas mínimas apariencias, el llamado Estado de Derecho. ¿Lo siguen necesitando? Pronto lo sabremos.

De momento, está claro que, termine Sortu (nacer en euskera) de ver la luz o no, el único aborto aquí es el Sr. Conde-Pumpido. Su cara de aborto y sus argumentos de aborto a las claras lo demuestran.

miércoles, 9 de marzo de 2011

La nefasta división del trabajo IV: la compartimentación del saber

No se trata aquí de una división jerarquizante como las anteriores: lo que quiero decir es sencillamente que cada vez sabemos más de menos y ello tiene algunas implicaciones problemáticas.

Al principio, todo era Filosofía. Los filósofos se ocupaban de todo: la Física, las Matemáticas, la Sociedad, la Naturaleza… y con frecuencia también eran literatos o poetas. Pero ya en el siglo XVIII son escasos los sabios que son hombres de Ciencias y de Letras al mismo tiempo. Y en el siglo XIX el divorcio entre Ciencias Naturales y Ciencias Sociales es definitivo. Dentro de estas últimas, sin embargo, sobreviven aún autores enciclopédicos, generalistas que abarcan lo económico, lo sociológico, lo antropológico, lo psicológico… En el XX incluso esto se habrá acabado. En adelante, ya no existirá el sabio sino tan sólo el experto.

No cabe duda de lo que ha supuesto todo ello para el expansión cuantitativa del cuerpo del conocimiento. Pero al mismo tiempo se ha perdido perspectiva, riqueza y también comprensión. Porque la comprensión de las cosas es la capacidad de relacionarlas, de entenderlas en relación con el mundo (social y natural) en el que vivimos. Una cuestión de tener perspectiva.

Ya será muy difícil encontrar un físico poeta. O un biólogo que entienda las dinámicas sociales. Pocos historiadores se interesarán por la Historia Natural. Y, dentro de las Ciencias Sociales, antropólogos, politólogos, sociólogos, economistas y psicólogos sociales librarán una absurda, mezquina y contraproducente lucha por el territorio disciplinar.

Los científicos son con demasiada frecuencia tecnócratas sin conciencia ni interés por su lugar dentro del espacio social. A veces, auténticos mercenarios sin escrúpulos y sin valores. Los humanistas y los letrados se convierten en ideólogos profesionales a sueldo de partidos, medios de comunicación, sindicatos y, sobre todo, del capital (que es, al final, quien paga la ronda, aunque otros la administren).

Ello significa además que la compartimentación del saber llevada al extremo no solamente hace daño al sujeto en sí (limitando sus horizontes y condenándolo a preguntarse tan sólo por una ínfima parcela de la realidad), sino que también perjudica a todos los demás, generando un tropel de tecnócratas e ideólogos que, con el argumento de su exclusiva pericia, conforman reservas de saber en las que nadie más puede entrar. Algo parecido a como antaño se debían aceptar las opiniones de los curas porque eran los únicos que sabían leer y eran versados en las Sagradas Escrituras.

La nefasta división del trabajo I

La nefasta división del trabajo II: trabajadores manuales y trabajadores intelectuales

La nefasta división del trabajo III: tareas productivas y tareas reproductivas

La nefasta división del trabajo V: los argumentos a favor de la división del trabajo

lunes, 7 de marzo de 2011

Individualismo e inseguridad

Dentro de la fragilidad e inseguridad generalizada de la existencia humana, lo que mayor seguridad siempre nos ha proporcionado ha sido vivir en sociedad. Desde que, al principio de los tiempos, para defenderse del atacante el grupo se ponía en círculo, hemos venido cubriéndonos las espaldas, proporcionándonos mutuamente seguridad y tranquilidad, asegurando que si uno fallaba no se iba a hundir, otros lo rescatarían.

El individualismo, interpretando lo anterior a sensu contrario, debería correlacionarse con mayor inseguridad. Y efectivamente: la solidaridad pierde terreno, la inseguridad empieza a campar a sus anchas.

Puede que el proceso no sea unidireccional. Parece que nuestra inseguridad actual (sobre todo, la laboral, que es el fundamento de todas las demás inseguridades) hubiera hecho a las personas aún más ávaras. En una situación estable, aunque fuera de miseria material, se tejían lazos, se construían apegos. En un contexto de sálvese quien pueda nos volvemos ratas humanas.

La inseguridad despierta lo más caníbal de nosotros y, entonces sí, el hombre se convierte en un lobo para el hombre.

domingo, 6 de marzo de 2011

Totems


Hay una forma muy fácil de calmar la conciencia: construirse un tótem. Hay muchos en el mercado de totems: la familia, la nación, la ideología, el partido, el sindicato, la raza, la religión, la realización personal... Basta con enarbolar uno de ellos y, desde ese momento, acometer las mayores bajezas y cualesquiera traiciones, aunque siempre por la familia, por la nación o por la idea.

Las cosas más bonitas del mundo pueden por este camino convertirse en nauseabundos montones de estiércol. Es perfectamente posible en nombre de la amistad, del amor, de la libertad o de la igualdad dejar morir a un inocente o abrazar a un genocida.

Porque quien tiene un tótem, ¿para qué necesita más? ¿Para qué necesita ver personas ? ¿Para qué plantearse si está bien o mal lo que hace? El tótem ya se lo dice todo... Conciencia en calma, acusaciones públicas... ¡repelidas con éxito!

Lo mejor de todo es que los totems de hoy ya ni siquiera exigen demasiado: el capitalismo ha otorgado valor moral al lucro y las teorías liberales han puesto la individualidad por encima de todo. De ahora en adelante está mejor visto cometer un crimen por dinero que por un ideal (se castiga más gravosamente a uno calificado de terrorista que a un asesino a sueldo, por ejemplo). Y a cualquier acusación es posible responder yo soy así, déjame en paz, sin mayor argumentación.

El dinero y el ego son los totems más legítimos y están siempre a mano... ¿Para qué más?

sábado, 5 de marzo de 2011

¿Huelga o nada?

Muchos compañeros de Comisiones Obreras me preguntaban, a propósito del impresentable pacto firmado para la reforma de las pensiones: ¿qué se podía haber hecho? ¿haber convocado una huelga que a buen seguro habría sido un sonoro fracaso?

El paro convocado por los sindicatos minoritarios hace un mes puede que fuera importante para impulsar sus dinámicas internas, pero su capacidad para frenar la que se nos venía encima fue nula. Ya se sabía de antes, yo no creo en los milagros.

Parece que aquí nadie contempla más alternativas que la huelga o el pactismo desenfrenado. A nadie se le ocurre que, en lugar de pactar se puede ir construyendo, poco a poco, en el día a día, el apoyo social. Y en lugar de ir a la huelga se puede recurrir a otros medios de menor alcance, pero también menos costosos para los movilizados.

Así, uno de los problemas del sector de servicios es que los trabajadores, al ir a la huelga, se exponen a la presión tanto del patrón como de los clientes. Pero este punto débil es al mismo tiempo fuerte: la empresa es muy vulnerable a su imagen pública. Las campañas orientadas a compartir con la sociedad lo que sucede dentro de las corporaciones son en estos casos extraordinariamente eficaces para conseguir objetivos puntuales, reforzando la confianza de los trabajadores en que las cosas sí pueden cambiar y sumando crédito a los sindicatos.

Estas campañas de información de cara al público también pueden ser parte de las medidas de presión regulares y cotidianas. ¿Cómo consigue el capital financiero que tiemblen los gobiernos y apliquen sus políticas, sin entrar siquiera en discusión? Pues a través de la calificación del riesgo. ¿Por qué no establecer como una prioridad de la política sindical la publicación regular de clasificaciones de respeto a los trabajadores? Se puede hacer tanto entre empresarios como entre diferentes directivos de una misma empresa. Se podrán hacer mucho los machotes pero lo cierto es que, a medida que se vaya acercando la próxima fecha de calificación, se van a estar meando de miedo.

Por supuesto la eficacia de todas estas medidas estará muy vinculada a la publicidad que se les consiga dar. Una asignatura pendiente de los sindicatos, que han desaprendido por completo a trabajar en la calle.

En sectores no abiertos al público la huelga es más eficaz, pero, si por las razones que sean, la movilización general es difícil, otras medidas de presión clásicas funcionan a la perfección: sabotaje, huelgas de celo, brazos caídos, etc. Intercambios de favores entre trabajadores de diferentes empresas, con el objetivo de sortear las represalias en el centro de uno...

En momentos como este es necesario ir recuperando las buenas viejas tradiciones de la clase obrera y poner toda la imaginación en marcha para idear nuevas formas de lucha. Pero limitarnos a convocar huelgas a las que nadie va o a firmar porquerías para seguir siendo "importantes" no me parece demasiado productivo...

viernes, 4 de marzo de 2011

Comisiones, adeu!


Tras bastantes años dando la cara por el sindicato, habiendo militado como el que más y habiendo llevado una sección durante tres años, decidí, hará un mes, dejar Comisiones Obreras.

El detonante inmediato fue evidentemente el pensionazo. Pero, ¿por qué ahora? ¿Si anteriormente (con el deleznable Fidalgo, por ejemplo) se llegaron a tomar decisiones tan malas o peores? Pues por contraste. Por haber hundido las ilusiones (bastante matizadas, por otra parte) que algunos nos habíamos hecho tras la huelga del 29-S.

Escribí, por aquellas fechas, una especie de desideratum, enumerando los aspectos en los que me parecía necesario avanzar para devolver a la vida el sindicalismo. Parecía en aquel momento que esos sindicatos que se dicen de clase (aunque sin precisar nunca de qué clase exactamente) pudieran estar emprendiendo un camino diferente. Pero, tras unas movilizaciones mal organizadas y fracasadas en diciembre, volvieron con el rabo entre las piernas al redil del concierto social. La imagen era la de dos cebados animalillos que, tras años de cautividad, ven la verja abierta y asoman fuera, pero, al darse cuenta de que la libertad puede suponer hambre, frío y lucha, dan la vuelta y regresan con su amo, pidiéndole perdón con las orejas gachas.

Se ha desaprovechado una oportunidad histórica (quizá la última) de mantener un espacio social amplio para la resistencia de una cultura de izquierdas.

La deriva

Los incentivos materiales individuales -unos legítimos, otros no tanto- se han convertido desde hace un tiempo en la única razón para afiliarse. Comisiones y UGT han terminado por ser auténticas empresas de servicios, y así son entendidos tanto por los asalariados como por los propios cargos sindicales. Muy atrás quedan los tiempos en que un sindicato era una organización de trabajadores, pertenecer a la cual tenía sus ventajas materiales, claro, pero donde al mismo tiempo se cultivaban valores tales como la militancia, la solidaridad, etc. El modelo sindical de hoy es sólo el de una subvencionada organización de profesionales que prestan una serie de servicios a trabajadores asalariados.

Esta reforma se habría hecho igual con o sin la firma de CC.OO. y UGT. ¿Cuáles entonces han sido las razones y los efectos de haberla firmado?
  1. Dar legitimidad a una medida injusta y antisocial, que -todos los estudios lo apuntan- causará graves situaciones de pobreza en la futura tercera edad.
  2. Sostener al PSOE, un Titanic que se está hundiendo.
  3. Desacreditar a los sindicatos mayoritarios, ahuyentando de ellos más todavia a los elementos más coherentes, más íntegros, con mayor voluntad transformadora y, lo cual es grave, a muchos jóvenes que ya estaban contemplándolos con gran escepticismo.
  4. Garantizar a sus cúpulas la continuidad en su papel de interlocutores formalmente legitimados. Son, por tanto, dentro de los sindicatos, los únicos beneficiados de la operación.
Su gran argumento a favor es que se ha salvado la acción colectiva. Pero en primer lugar ésta desde hace mucho tiempo es papel mojado, papeleo sin sentido, en sectores no sindicalizados, donde nadie vigila su cumplimiento (y con "sindicalizado" obviamente no me refiero a que tenga su Comité de Empresa, sino a que la mayor parte de la plantilla esté afiliada y los delegados hagan concienzudamente su trabajo). Y en segundo lugar -seamos realistas- no se ha salvado nada porque los sindicatos están con una mano por delante y otra por detrás, el Gobierno y el capital son conscientes de ello, y su ofensiva ya no va a parar hasta arrasar con todo.

En resumen, firmar esta reforma ha supuesto ir en contra de los intereses:
  • DE LOS TRABAJADORES. Por razones evidentes.
  • DE LOS PROPIOS SINDICATOS. Dentro de unos años, los sindicatos serán como cualquier empresa privada: una cúpula directiva que manda exclusivamente en beneficio propio, un plantel de técnicos asalariados sin otro interés que el de hacer su jornada y largarse, y una cartera de clientes (de momento, conocidos como afiliados). Pero el error está en que la fuerza de un sindicato está en su apoyo social. Y éste no se obtiene de clientes.
  • DEL SINDICALISMO. Ojalá los descontentos se escindieran o se fueran a otro sindicato... Pero mucho me temo que eso no va a pasar. La gran mayoría de los decepcionados abandonarán la lucha, hartos de todo. Pasarán a engrosar las ya amplias filas de los que ya pasan de todo. Y encima alguno de los culpables tendrá la desfachatez de echárselo en cara... Así que esto se podría considerar un golpe para el futuro del sindicalismo en general, no solamente de Comisiones y UGT.
El sindicalismo sigue siendo tan necesario hoy como ayer. Pero un sindicalismo vivo. Como un cuerpo sólo puede vivir si están vivas sus células, un sindicato está vivo si son sindicalistas quienes lo integran. Si se compone, por el contrario, de profesionales y clientes, será un cuerpo muerto, una momia embalsamada con mera apariencia de sindicato.

Que cada uno haga lo que quiera: yo, por mi parte no me quiero herniar peleando inútilmente contra un orden bien amarrado por una maraña de intereses bastardos, que toma el pelo y se ríe de cualquiera que intente mejorarlo desde dentro. De momento, me voy a la CGT porque en CC.OO. no me puedo quedar. Ya veremos si es un acierto o no. Lo que sí tengo claro es que, allá donde esté, seguiré haciendo sindicalismo, aunque no tenga un sindicato al lado. La dignidad del trabajo siempre ha estado y estará por encima de siglas y banderas.

Viva la lucha de los trabajadores. Que se pudran quienes la han vendido.

miércoles, 2 de marzo de 2011

La nefasta división del trabajo III: tareas productivas y tareas reproductivas

Una de las piruetas más polémicas e ideológicas de las Ciencias Sociales fue sacarse de la manga estos dos términos para designar las tareas que (casualidad o no) realizan principalmente los varones las primeras y principalmente las mujeres las segundas.

La división sexual del trabajo, al menos tal como se ha dado históricamente en las civilizaciones monoteístas durante el período preindusrial, ha sido un claro causante de la jerarquización de los géneros. El espacio público (el del poder, reconocimiento, visibilidad...) ha estado siempre reservado al hombre; el espacio privado, a la mujer. Hoy las cosas van cambiando pero la inercia cultural sigue siendo fuerte e, incluso cuando la mujer tiene un empleo remunerado, en muchos casos se da lo que las teorías de género denominan doble jornada: al final la mujer trabaja el doble, fuera y dentro del hogar.

Al igual que en la división entre manuales y no manuales, el ganador es menos ganador de lo que aparenta. En un contexto en que la mujer es libre de entrar y salir en el matrimonio el varón está expuesto a quedarse solo en cualquier momento, y entonces, si nunca ha aprendido a valerse mínimamente por sí mismo... ¿qué? Eso por un lado.

Y por el otro, la situación económica real (paro galopante, precariedad del empleo y salarios de supervivencia) no se ajusta al imperativo cultural de que él es quien debe mantener el hogar. Lo que supone un continuo acoso a su autoestima. El hombre se siente menos hombre porque la idea de cómo debe ser un hombre que le han metido en la cabeza es incompatible con la realidad que le ha tocado vivir.

Y por último hay que recordar que sigue habiendo muchas mujeres que tienen los imperativos de la división sexual del trabajo tan interiorizados que continúan, con un patetismo insoportable para los tiempos que corren, reivindicando explícitamente su posición subalterna.

La nefasta división del trabajo I

La nefasta división del trabajo II: trabajadores manuales y trabajadores intelectuales

La nefasta división del trabajo IV: la compartimentación de saberes

La nefasta división del trabajo V: los argumentos a favor de la división del trabajo