martes, 23 de octubre de 2012

La izquierda y sus divisiones

¿Perjudica o beneficia la división a los intereses electorales de la izquierda en su conjunto?

Pues la respuesta es, dejando a un lado las distorsiones introducidas por el sistema electoral: "depende". Las fracturas que dividen los partidos son en ocasiones puramente personalistas; en otras, una reacción al oportunismo; y en otras, reflejan diferencias ideológicas reales. Pero la única cuestión relevante es: ¿cómo son percibidas por la sociedad?

Hay casos en que resulta evidente que la división confunde, desorienta y desmoviliza al elector. Un ejemplo paradigmático de ello se puede encontrar en las elecciones que Iniciativa per Catalunya y EUiA han afrontado por separado. Aunque las diferencias entre ambas formaciones son bien reales, el público no lo entendió así y, presentándose en coalición, han llegado a obtener casi el doble de votos que por separado.

Sin embargo, la existencia de dos partidos disputando el espacio de izquierdas a nivel estatal -PSOE e IU- con toda probabilidad les ha permitido sumar más de lo que habría obtenido un único partido. Aunque sus diferencias ideológicas realmente no son enormes (sobre todo, cuando el PSOE está en oposición), en la población sí existe esa línea de fractura que reacciona contra el oportunismo de los socialistas y que no iría a votar de existir una única candidatura de izquierdas desgastada por los escándalos de corrupción y el mal gobierno.

En las elecciones del mes pasado, pienso, ha habido dos ejemplos de cómo la división no es necesariamente perjudicial para la movilización de los electores de izquierdas.

En primer lugar, la suma de Anova y BNG arroja 7 puntos más que BNG+EU en 2009. Para mi la pregunta es, de no existir Anova: ¿habrían podido BNG y EU obtener el mismo rédito de la debacle del PSdG? Yo pienso que no. La existencia de Anova ha movilizado un electorado que no quería votar a los socialistas pero tampoco al BNG.

El ejemplo negativo de lo mismo es, pienso, lo que ha pasado en Euskadi. La entrada de Bildu ha sido, claro está, espectacular. Pero no se debe olvidar que las expectativas eran todavía mayores y, a efectos de lo que aquí defiendo, que en todas las elecciones en que HB y EA se han presentado independientemente (1984-1998) su resultado ha sido superior (en ocasiones, muy superior) al obtenido este domingo). Si se le suman los votos de EB (la mayoría de los cuales se los llevó Alternatiba a Bildu), el resultado es todavía más incierto. Evidentemente hay muchos otros factores que diferencian 2012 del periodo 1984-1998. Pero lo cierto es que hay razones de peso para sospechar que, de presentarse por separado EA, Alternatiba y la izquierda abertzale, el resultado habría sido, en suma, mejor para la izquierda vasca.

A modo de conclusión, yo creo que la división perjudica a la izquierda pero no tanto en las elecciones como después. Creo que, al competir por espacios sociales que se solapan, se produce el lamentable lanzamiento de trastos, miopes luchas incomprensibles para el público y una exageración de diferencias menores (como la división en federalistas e independentistas).

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