Política y politiqueo. Político y politicucho. Misma raíz, sentidos opuestos.
La diferencia principal está en la relación que cada uno de ellos mantiene respecto a su objetivo final.
El Político siempre vuelve a preguntarse por las razones últimas de lo que hace. No porque dude de ellas, sino, al contrario, porque las aprecia. Vuelve siempre sobre ellas, perfecciona sus argumentos, pule sus razones, las mima precisamente para hacerlas más fuertes.
El politicucho, si es que alguna vez se preguntó por las causas últimas de sus acciones, hace mucho que ha dejado de hacerlo. Actúa de forma instrumental: todo es un medio, nada es un fin. Pero cuando se deja de mirar la brújula durante demasiado rato, es fácil perder el norte.
Ambos exponen sus razones para convencer. Pero mientras para el Político lo importante son las razones, para el politicucho lo importante es convencer.
Ambos escuchan. El Político lo hace para comprender y enriquecerse con esa comprensión. El politicucho escucha, pero sólo para encontrar los puntos débiles de sus interlocutores y de esa forma poder contraatacar mejor. Ganar se ha vuelto para él lo único importante. No es muy diferente de un ejecutivo agresivo. Hasta tal punto que incluso cuando no es demasiado agresivo es por simple cálculo.
Un Político habrá entendido lo que yo quería decir. Un politicucho todavía estará intentando entender qué se esconde tras mis palabras. Lo hace porque no concibe que alguien pueda hablar simplemente para decir lo que piensa, sin ocultar un sentido, sin tener que ser leido entre líneas. Creía el ladrón...
1 comentario:
Creo que la dicotomia que se expresa aqui no es entre político politicucho, sino entre teorico-practico (filosofo) y pragmatista, (formas de pragmatsmo son el tacticismo, el burocratismo...).
El politico no solo ha de mirar a los fines, volviendo sobre ellos, etc., sino SOBRE TODO a los fines en relación a los medios, en relación a la práctica y las posibilidades reales que resultan del analisis de la práctica.
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